LA
HOJARASCA (1955)
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La
hojarasca es el debut de Gabriel García Márquez como novelista . En esta obra por
primera vez se menciona a Macondo y también al coronel Aureliano Buendía, en un
claro proyecto literario de largo aliento en que trata de emular a su más admirado
escritor, William Faulkner, y su condado ficticio Yoknapatawpha.
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Toda
la trama gira en torno a un médico misterioso quien una vez se negó a atender a
unos heridos. Esto le valió el repudio y la amenaza de los pobladores de no
darle sepultura cuando le llegara la hora. Y la hora le llegó al médico por su
propia mano: se suicidó.
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“Macondo
fue un pueblo atropellado por un grupo de bárbaros armados; un pueblo
empavorecido que enterraba a sus muertos en la fosa común, alguien debió de
recordar que en esta esquina había un médico. Entonces fue cuando pusieron las
parihuelas contra la puerta, y le gritaron (porque no abrió; habló desde
adentro); le gritaron: “Doctor, atienda a estos heridos que ya los otros
médicos no dan abasto”, y él respondió: “Llévenlos a otra parte, yo no sé nada
de esto”; y le dijeron: “Usted es el único médico que nos queda. Tiene que
hacer una obra de caridad”; y él respondió (y tampoco abrió la puerta),
imaginado por la turbamulta en la mitad de la sala, la lámpara en alto,
iluminados los duros ojos amarillos: “Se me olvidó todo lo que sabía de eso.
Llévenlos a otra parte”, y siguió (porque la puerta no se abrió jamás) con la
puerta cerrada, mientras hombres y mujeres de Macondo agonizaban frente a ella.
La multitud habría sido capaz de todo esa noche. Se disponían a incendiar la
casa y reducir a cenizas a su único habitante…Mientras el rencor crecía, se
ramificaba, se convertía en una virulencia colectiva, que no daría tregua a
Macondo.” Los vecinos juraron dejar su cadáver insepulto.
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El
viejo coronel , su hija y el nieto piensan en torno al féretro. Cada uno tiene
su monólogo interior joyceano. Ven la realidad desde sus perspectivas
peculiares. Gabriel García Márquez afirma en “Vivir para contarla” (2002) que
como reportero había constatado las contradicciones en las versiones de los
distintos testigos presenciales de un suceso. Eso acontece ahora en el cuarto
fúnebre. Todos tienen sus propios recuerdos y reflexiones. El médico español
José Letamendi dijo: “Quien no filosofa ante un cadáver no tiene
entendimiento”. Charles Bukowski lo expresó de otra manera, pero con igual
contundencia: “Los funerales hacen ver mejor las cosas”. (Cartero, 1971)
5
La
hojarasca es la debacle y el odio en Macondo bajo la acción deletérea de la
compañía bananera: “Hace diez años, cuando sobrevino la ruina, el esfuerzo
colectivo de quienes aspiraban a recuperarse habría sido suficiente para la
reconstrucción. Habría bastado con salir a los campos estragados por la
compañía bananera; limpiarlos de maleza y comenzar otra vez por el principio.
Pero a la hojarasca la habían enseñado a ser impaciente; a no creer en el
pasado ni en el futuro. Le habían enseñado a creer en el momento actual y a saciar
en él la voracidad de sus apetitos. Poco tiempo se necesitó para que nos
diéramos cuenta de que la hojarasca se había ido y de que sin ella era
imposible la reconstrucción. Todo lo había traído la hojarasca y todo se lo
llevó la hojarasca.”
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El
coronel quiere enterrar el cadáver de su amigo médico; Isabel, la hija teme la
acción de los vecinos opuestos al entierro; y el nieto piensa en la muerte. Los
tres son el tiempo en sendas dimensiones, y también la triada nitzschetiana de
las transformaciones espirituales (Así
habló Zaratustra, 1883): -coronel (camello) es la costumbre, la hija (el león) es
la inconformidad con una vida que siente como ajena porque el padre la ha
obligado a asistir al velorio contra su voluntad, el espíritu que busca la libertad;
mientras que el nieto (niño) es la esperanza , la renovación, la creatividad.
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El
tema sobre negación de la sepultura a un personaje polémico es una reminiscencia
de la tragedia de Sófocles llamada Antígona (441 a. C) donde el rey Creonte
prohíbe sepultar a Polinices.
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Algunas
frases:
-Créame
que no soy ateo...Lo que sucede es que me desconcierta tanto pensar que Dios
existe, como pensar que no existe. Entonces prefiero no pensar en eso.
-Con
los jazmines sucede lo mismo que con las personas, que salen a vagar de noche
después de muertas.
-
Nada
en este mundo debe ser más tremendo que los escombros de un hombre.
8
Los
entresijos de La hojarasca:
En
Vivir para contarla Gabriel García Márquez narra todas las dificultades y vicisitudes
relacionadas con su primera novela. Cuando la estaba terminando hacía planes
para su publicación en diferentes editoriales. La escritura de la obra lo trastornaba:
la revisaba y la reescribía constantemente; incluso pensó en no publicarla. “En
el futuro, aquello sería una manía. Una vez que me sentía satisfecho con un
libro terminado, me quedaba la impresión desoladora de que no sería capaz de
escribir otro mejor”. Envió el original de La hojarasca a la Editorial Losada de
Buenos Aires, pero fue rechazada con la acotación de que “hay que reconocerle
al autor sus excelentes dotes de observador y de poeta”. Gabo decidió “aprovechar lo que me fuera útil del
veredicto, corregir todo lo corregible según mi criterio y seguir adelante”
Los
amigos consolaron a Gabo con el argumento de que esa editorial había rechazado también
Residencia en la tierra de Pablo Neruda. Su amigo Alfonso Fuenmayor le dijo:
.—Así
que no joda más. Su novela es tan buena como ya nos pareció, y lo único que
usted tiene que hacer desde ya es seguir escribiendo.
“Entonces
emprendí una nueva corrección sobre las conclusiones de mis amigos. Eliminé un
largo episodio de la protagonista que contemplaba desde el corredor de las begonias
un aguacero de tres días, que más tarde convertí en el “Monólogo de Isabel
viendo llover en Macondo”. Eliminé un diálogo superfluo del abuelo con el
coronel Aureliano Buendía poco antes de la matanza de las bananeras, y unas
treinta cuartillas que entorpecían de forma y de fondo la estructura unitaria
de la novela. Casi veinte años después, cuando los creía olvidados, partes de
esos fragmentos me ayudaron a sustentar nostalgias a lo largo y lo ancho de
Cien años de soledad”.
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