VERSOTERAPIA

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2007

LITERATURA Y MEDICINA

LITERATURA Y MEDICINA
LIBRO DEL DR. EDGARDO MALASPINA : LITERATURA Y MEDICINA

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viernes, 30 de septiembre de 2022

LA REGENTA

 


LA REGENTA

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

La Regenta (1884), de Leopoldo Alas Clarín,  es la novela de España más importante después del Quijote. El tema como en Madame Bovary (1857) y en Ana Karenina (1878) es la infidelidad; no obstante, en esta obra tiene un eje transversal: el anticlericalismo, la crítica a la religión cristiana , sus magistrados y acciones: debajo de una sotana también hay pasiones.

En La Regenta se aborda el síndrome de Madame Bovary o bovarismo, entendido como    “el estado de insatisfacción crónica de una persona (especialmente en el campo afectivo o amoroso), producido por el contraste entre sus ilusiones y aspiraciones (a menudo desproporcionadas respecto a sus propias posibilidades) y la realidad, que suele frustrarlas”.

El amor de la Regenta (Ana Ozores)  se lo disputan tres hombres: su esposo, Víctor Quintanar; don Álvaro Mesía que se cree un Casanova de pueblo y el cura o Magistrado, Fermín de Pas que observa con un catalejo la vida externa de los habitantes de Vetusta, mientras desde el confesionario indaga en el interior de sus almas. En el pueblo se dice a media voz que es un practicante de la simonía.

El amor del esposo de Ana es paternal, el del cura es espiritual , platónico con un sesgo erótico; pero el de Álvaro es netamente carnal. La lucha entre Álvaro y el magistrado no sólo es un torneo amoroso, es también un dilema filosófico religioso: el bien y el mal, el materialismo y el idealismo. El magistrado se cree vencedor porque logra el arrepentimiento de un ateo en extremaunción y también porque Ana se le somete espiritualmente y se viste de Nazarena con pies descalzos en una procesión de Semana Santa. No obstante, el verdadero vencedor el Álvaro que se lleva a la cama a la Regenta a pesar de su fama de honrada y casi santa.

1

Lo que digo es que sólo creo en la bondad que da la naturaleza; a un árbol la salud ha de entrarle por las raíces... pues es lo mismo, el alma…

2

La obligación está antes que la devoción.

3

La alcoba es a la mujer lo que el estilo al hombre.

4

Dime cómo duermes y te diré quién eres.

5

Mi libertad termina donde empieza la del otro.

6

La poesía épica es la infancia de la humanidad y de los pueblos.

7

El arte no tiene sexo.

8

Pensar solo es pensar a medias. Se necesita una oposición.

9

La bondad nace de la salud.

10

Antes mentir que exagerar.

11

En una mujer hermosa es imperdonable el vicio de escribir.

12

Las prendas morales raras en Vetusta son : la tolerancia, la alegría expansiva y la despreocupación en materias supersticiosas.

13

La música es el ruido que menos incomoda.

14

El hombre abandonado a sus instintos es inmoral.

15

La poesía de la virtud parece prosa al que no es virtuoso.

16

Es un placer gozar la tibia llama de la pasión de soslayo.

17

No creo en Dios, pero si en la justicia.

18

Puede haber nobleza y no haber Dios.

19

En la juventud el amor es de cabeza: pura imaginación.

20

Más es la ocasión que la seducción.

21

La cuestión de si hay Dios o no, no se resuelve, se disuelve.

22

La actividad piadosa es una higiene del espíritu.

23

Celos es amor. No hay humo sin fuego.

24

Los amores humanos tienen un vocabulario infantil.

25

La religión es consuelo para el espíritu, la limosna para el cuerpo.

26

La filosofía moderna demostró que el escolasticismo es un tejido de puerilidad.

27

El valor de la escritura:

Ana escribió primero a su médico, que era en la actualidad el antiguo sustituto de Somoza. Benítez, el joven de pocas palabras y muchos estudios, observador y taciturno, había permitido a su enferma, a la Regenta, que escribiera, si este ejercicio la distraía, a ciertas horas en que la aldea no ofrece ocupación mejor. «Escríbame usted a mí, por ejemplo, de vez en cuando, diciéndome lo que sabe que importa para mi pleito. Pero si se siente mal de esas aprensiones dichosas no me dé pormenores, bastan generalidades...»

- Continúo mi diario, en el cual no me permito el lujo de perderme en psicologías ya que usted lo prohíbe también. Todos los días escribo algo, pero poco.

28

Vivir es esto: gozar del placer dulce de vegetar al sol.

29

El extremo de la tortura es el desprecio de la lógica, la duda de las leyes del pensamiento y de la palabra, y por último el desvanecimiento de la conciencia .

30

La ironía tiene algo de bilis.

31

Debajo de una sotana hay pasiones.

32

Nadie hasta el final es dichoso.

33

Ateo arrepentido:

Huyó de la catedral triste, aprensivo, dudando de la Humanidad, de la Justicia, del Progreso... y apretando los dientes para que no chocasen los de arriba con los de abajo.

Entró en su casa... Pidió tila, se acostó... y, al verse rodeado de su mujer y de sus hijas, que le echaban sobre el cuerpo cuantas mantas había en casa, el ateo empedernido sintió una dulce ternura nerviosa, un calorcillo confortante y se dijo: «Al fin hay una religión, la del hogar.»

-A la mañana siguiente despertó a toda la casa a campanillazos. «Se sentía mal. Que llamasen a Somoza.» Somoza dijo que aquello no era nada. Ocho días después propuso a la señora de Guimarán el arduo problema de lo que allí se llamaba «la preparación del enfermo.» «Había que prepararle», ¿a qué? «A bien morir.»

-Agapita lloró sobre el pecho flaco de su padre. Desde la sala habían oído el diálogo entre Somoza y la hija menor de Guimarán, Perpetua. Media hora después toda Vetusta sabía el milagro. «¡El Ateo llamaba al Magistral para que le ayudara a bien morir!»

-Don Fermín estaba en cama. Su madre, echada a los pies del lecho, como un perro, gruñía en cuanto olfateaba la presencia de algún importuno. El Magistral se quejaba de neuralgia; el ruido menor le sonaba a patadas en la cabeza. Doña Paula había prohibido los ruidos, todos los ruidos. Se andaba de puntillas y se procuraba volar.

Teresina creyó que el recado de las señoritas de Guimarán era cosa grave, y merecía la pena de infringir la regla general.

—Están ahí de parte de la señora y señoritas de Guimarán...

—¡De Guimarán! —dijo el Magistral, que estaba despierto, aunque tenía los ojos cerrados.

—¡De Guimarán! Tú estás loca... —dijo doña Paula muy bajo.

34

El mundo es un confesionario: Un basurero.

35

El misticismo es un exaltación nerviosa.

36

El adulterio es caer, pero caer al cielo.

37

El amor platónico es el no consumado.

38

La libertad y el gobierno son antitéticos.

39

Los matrimonios se aburren a los dos años.

40

Déjate tentar, pero no te dejes vencer.

41

El arte es una religión.

42

Una mujer de veintisiete años ya ha entrado en la vejez.

43

La poesía es el lenguaje del entusiasmo.

44

Un museo es una exposición permanente de manías.

45

No basta la virtud, es necesario saber aparentarla.

46

Hay que aparentar más virtud de la que se tiene.

47

Una beata tiene un pie en la iglesia y otro en el mundo.