LA CAÍDA, LA NOVELA
EXISTENCIALISTA DE CAMUS
("La
causa verdadera de los tormentos de Cristo radica en que se sabía
culpable en cierto modo por la matanza de los niños. Se salvó él
solo por el egoísmo de sus padres que no avisaron a los vecinos".
Saramago retoma este tema en El Evangelio según Jesucristo.)
Edgardo
Rafael Malaspina Guerra
1
La
caída (1956) de Camus es considerada una novela de corte filosófico,
y más exactamente inspirada en el existencialismo. El abogado Jean
Baptiste Clamence es juez en Ámsterdam y nos habla de su vida en
seis capítulos, la cual no tiene ningún sentido, es absurda, ¿
dónde está Dios? ¿Cual es significado del dolor, la culpa, la
libertad? Una simple burla, un simple desprecio nos hace entrar en
razón sobre el sentido de la vida. Empezamos a autojuzgarnos, y ese
juicio a lo interno de nosotros es clave para determinar nuestro
grado de autoestima. ¿Vale la pena tanto sufrimiento, si el fin de
la vida es perpetuar la especie hacia ninguna parte?
2
La
vida es un juicio perpetuo. Nuestros semejantes nos están juzgando
todo el tiempo. Luchamos constantemente por elevarnos a través de la
escalera de la superación en busca de un estatus , de allí la
ansiedad existencial. La felicidad es la suma de la valoración que
nos dan los otros. La vida es desarraigo.
3
.¡Oh!,
¿cerró usted bien la puerta? ¿Sí? Le ruego que vaya a asegurarse.
Perdóneme usted, tengo el complejo del cerrojo. En el momento de
dormirme, nunca puedo saber si corrí el cerrojo. Todas las noches he
de levantarme para comprobarlo. Uno nunca está seguro de nada.
4
En
filosofía, lo mismo que en política, soy, pues, partidario de toda
teoría que niega la inocencia del hombre y de toda práctica que lo
trata como culpable.
5
Qué
interpretación podemos darle a este hecho: Una casa donde vivió
Descartes, ahora es un asilo de locos. ¿La filosofía, como toda la
existencia, es una locura?
6
Un
escupitajo en la cara de un prisionero que no puede moverse en su
celda es una parábola de la vida misma: una constante humillación.
7
El
animal no tiene segundas intenciones.
8
París
es la ciudad de las ideas y las fornicaciones.
9
Cuando
no se tiene carácter, hay que tener método.
10
Estoy
contento por todo, pero satisfecho por nada.
11
La
amistad quiere pero no lo puede.
12
Somos
más justos y generosos con los muertos.
13
El
hombre no puede amar sin amarse así mismo.
14
A
partir de cierta edad todos los hombres son responsables de sus
caras.
15
Estoy
lleno de ternura y tengo la lágrima fácil.
16
No
soporto el tedio, me gusta la diversión: prefiero a una mujer que
una conversación con Albert Einstein.
17
El
único sentimiento profundo es la gratitud.
18
La
única divinidad razonable es el azar.
19
La
gente juzga para verse a si mismo juzgada.
20
Nos
confesamos ante quienes se nos parecen.
21
No
puedo morir sin confesar todas mis mentiras.
22
Sueño
con hacer maldades pero no las hago.
23
La
confusión se puede usar como método de defensa.
24
Hay
que acusarse de cierta manera.
25
La
inquietud metafísica se pierde con la primera amante. (He escuchado
un refrán ruso que dice: "Todos los ideales terminan bajo una
sábana". EM).
26
El
sueño es una caída.
27
Dios
no es necesario para establecer culpabilidad.
28
El
crimen encuentra siempre abogados, en tanto- que la inocencia, sólo
a veces.
El
crimen está en no morir uno mismo.
29
El
juicio final sucede todos los días.
30
La
mayor parte de los hombres es más sentimental que inteligente.
31
El
exceso de goce debilita la imaginación .
32
Siempre hay razones para asesinar
a un hombre. En cambio, resulta imposible justificar que viva.
33
La
muerte es solitaria, en tanto que la servidumbre es colectiva.
34
Habiendo
renunciado al amor y a la castidad, me di cuenta, por fin, que
todavía me quedaba el libertinaje, que reemplaza muy bien al amor,
que acalla las risas, restablece el silencio y, sobre todo, confiere
la inmortalidad.
35
Todos
somos casos excepcionales. ¡Todos queremos apelar a algo! Cada cual
pretende ser inocente a toda costa, aunque para ello sea menester
acusar al género humano y al cielo.
36
Cuando
mi soledad quedaba bien demostrada, podía entonces abandonarme a los
encantos de una viril tristeza.
37
La
causa verdadera de los tormentos de Cristo radica en que se sabía
culpable en cierto modo por la matanza de los niños. Se salvó él
solo por el egoísmo de sus padres que no avisaron a los vecinos.
Saramago retoma este tema en El Evangelio según Jesucristo.
He
aquí un extracto donde se aborda este tema:
"La
verdadera razón está en que él sabía, sí, él mismo sabía que
no era del todo inocente. Si no pesaba en él la falta de que se lo
acusaba, había cometido otras, aunque él mismo ignorara cuáles.
¿Las ignoraba realmente, por lo demás? Después de todo él estuvo
en la escena; él debía haber oído hablar de cierta matanza de los
inocentes. Si los niños de Judea fueron exterminados, mientras los
padres de él lo llevaban a lugar seguro, ¿por qué habían muerto,
sino a causa de él? Desde luego que él no lo había querido. Le
horrorizaban aquellos soldados sanguinarios, aquellos niños cortados
en dos. Pero estoy seguro de que, tal como él era, no podía
olvidarlos. Y esa tristeza que adivinamos en todos sus actos, ¿no
era la melancolía incurable de quien escuchaba por las noches la voz
de Raquel, que gemía por sus hijos y rechazaba todo consuelo?
Sabiendo
lo que sabía, conociendo profundamente al hombre -¡ah, quién
hubiera creído que el crimen no consiste tanto en hacer morir como
en no morir uno mismo!-, puesto día y noche frente a su crimen
inocente, se le hacia demasiado difícil sostenerse y continuar. Era
mejor terminar, no defenderse, morir, para no ser el único en vivir
y para ir a otra parte, a otra parte en que tal vez lo sostendrían.
Y no lo sostuvieron. Él se quejó por eso, y por añadidura lo
censuraron. Sí, fue el tercer evangelista, según creo, el que
comenzó a suprimir su queja. "¿Por qué me has abandonado?"
Era un grito sedicioso, ¿no es cierto? ".
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