COMO
AGUA PARA CHOCOLATE: UNA NOVELA SINESTÉSICA
Edgardo
Rafael Malaspina Guerra
1
Como
agua para chocolate (1989), de la escritora mexicana Laura Esquivel ,es una
novela ubicada en el ámbito del Realismo mágico, donde se combinan los exquisitos
sabores de la gastronomía azteca con
las irresistibles emanaciones provenientes de las pasiones amorosas. Las
sensaciones olfativas o gustativas reaparecen en el recuerdo y trasladan a los personajes
a otros tiempos y lugares placenteros.
2
Una comida puede tener efecto afrodisíaco o provocar
sentimientos de nostalgia y de tristeza. Las exhalaciones corporales al ser
rememoradas despiertan sentimientos olvidados.
3
Sobre
un plato preparado por Tita, la heroína,
Pedro, su pretendiente reacciona:
“Tal
parecía que en un extraño fenómeno de alquimia su ser se había disuelto en la
salsa de las rosas, en el cuerpo de las codornices, en el vino y en cada uno de
los olores de la comida. De esta manera penetraba en el cuerpo de Pedro,
voluptuosa, aromática, calurosa, completamente sensual”.
Pedro
no opuso resistencia, la dejó entrar hasta el último rincón de su ser sin poder
quitarse la vista el uno del otro. Le dijo:
—Nunca
había probado algo tan exquisito, muchas gracias.
4
Tita
observa unos hilos de humo y entra en trance:
“Provenía
de un pequeño cuarto al fondo del patio. Una fumarola desperdigaba por el
ambiente un olor tan agradable y a la vez tan familiar que le hizo abrir la
ventana para poder inhalarlo profundamente. Con sus ojos cerrados se vio
sentada junto a Nacha en el piso de la cocina mientras hacían tortillas de
maíz: vio la olla donde se cocinaba un puchero de lo más aromático, junto a él
los frijoles soltaban el primer hervor…”
5
La
sinestesia es especie de variación inocua de la percepción, la cual se
encuentra en una de cada cien personas. Aunque otros afirman que la proporción
es menor: un caso por cada dos mil individuos. La sinestesia, como concepto de
la biología, es la captación de una misma sensación a través de distintos
sentidos. Etimológicamente la palabra proviene del griego y se compone de los
vocablos (sin-), que significa “junto”, y (aísthesis), que quiere decir
sensación. Pero desde el punto de vista de la literatura es una figura retórica
en la cual se le atribuye a un objeto, carente de los cinco sentidos, una
sensación: “días amargos”, “minutos dolorosos”, etc.
6
Una
persona sinestésica puede oír colores, ver sonidos y percibir sensaciones
gustativas al tocar un objeto con una textura determinada. No es una asociación
del objeto con uno de los sentidos, es que la persona lo percibe así, su
cerebro actúa de esa manera.
7
Una
sensación del gusto puede evocar tiempos y sitios remotos. Eso se denomina
“fenómeno de la magdalena de Proust”, llamado así por el famoso novelista
francés (1871-1922), autor de “En busca del tiempo perdido”.
Uno
de los personajes de la primera de las siete novelas de Proust, “Por el camino
de Swan”, está triste y moja una magdalena o galleta en té, e inmediatamente se
traslada mentalmente a Combray, un pueblito de Francia donde pasaba sus
vacaciones en su infancia. Después de Proust, muchos escritores, científicos y
alguna gente común tuvo en cuenta el fenómeno de la asociación de ciertas manifestaciones
de los sentidos con el pasado. Los primeros para usarlo en sus descripciones y
jugar con los flujos de la conciencia, los segundo para investigar cómo y por
qué de la aparición de esas asociaciones en el cerebro; y los últimos porque
entendieron que esas cosas también pasaban con ellos y supieron que de alguna
manera eran sinestésicos.
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