VERSOTERAPIA

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2007

LITERATURA Y MEDICINA

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LIBRO DEL DR. EDGARDO MALASPINA : LITERATURA Y MEDICINA

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sábado, 18 de diciembre de 2021

NOVELA DE AJEDREZ

 


NOVELA DE AJEDREZ :UN LIBRO CONTRA LA SOLEDAD

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

1

Novela de ajedrez (1941) del escritor austriaco Stefan Zweig (1981-1942) es un ejemplo de la capacidad del hombre para infligir dolor a través de la tortura psicológica, pero también de la fortaleza y resiliencia de la víctima para soportar el suplicio y salir airoso.

2

Czentovic, campeón mundial de ajedrez, es derrotado en un barco por el doctor B, que prácticamente tenía un cuarto de siglo sin jugar. Los interminables ejercicios mentales con un libro, repasando los encuentros entre ases de los trebejos y el tablero le sirvieron al doctor B de tabla de salvación en su encierro.

3

El doctor B, aislado en un cuarto de hotel siente el tormento de la soledad. Pascal dijo: “Todas las desgracias del hombre se derivan del hecho de no ser capaz de estar tranquilamente sentado y solo en una habitación”. Un libro se convirtió en su único consuelo.

4

El doctor B roba un libro, y ese libro lo salva de la locura. Aunque después de tanto leerlo, una y otra vez, le diagnostiquen “intoxicación ajedrecística”.

Frases

1

¡Un LIBRO! Hacía cuatro meses que no tenía un libro en las manos y ahora, la sola idea de un libro con palabras alineadas, renglones, páginas y hojas, la sola idea de un libro en el que leer, perseguir y capturar pensamientos nuevos, frescos, diferentes de los míos, pensamientos para distraerse y para atesorarlos en mi cerebro, esa sola idea era capaz de embriagarme y también de serenarme.

2

Sólo con pensar que podía tocar un libro con las manos, aunque fuera a través de la ropa del bolsillo, ya me ardían los dedos hasta la raíz de las uñas.

3

A través de la ropa conseguí percibir, en efecto, una cosa cuadrada, una cosa flexible y que crujía levemente: ¡un libro!

4

Y una idea me atravesó el cerebro como un relámpago: «¡Róbalo! ¡Tal vez lo consigas y puedas esconderlo en la celda y después leer, leer, leer, por fin volver a leer!»

Gabriel García Márquez escribió en Vivir para contarla ( 2002): “Robar un libro no es un delito, pero es un pecado”.

5

Usted se imaginará sin duda que no perdí ni un instante antes de coger el libro, contemplarlo, leerlo. ¡Nada de eso! Quería antes que nada agotar el placer de tenerlo, el placer deliciosamente contenido de adivinar qué clase de libro sería aquel que había robado, el placer dulcemente enervante de imaginarme cómo debía de ser.

6

De letra bien pequeña, de renglones apretados, con mucha letra y un sinnúmero de hojas bien delgadas para poder leer más tiempo. Y además quería también que fuese una obra que exigiese de mí un gran esfuerzo intelectual; que no fuese nada superficial ni fácil de leer, que se pudiera estudiar, aprender de memoria, poesía, y a ser posible — qué temeridad— Goethe u Homero.

7

Pero al final ya no pude contener mi ansiedad ni mi curiosidad por más tiempo. Tendido en la cama para que el guardián no pudiese sorprenderme si abría de improviso la puerta, saqué con manos temblorosas el libro de entre mis ropas.

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