VIAJE
AL PASADO
Edgardo
Rafael Malaspina Guerra
En
“Viaje al pasado” (1929) Stefan Zweig habla de una pareja , cuyo amor
platónico de la juventud es tratado de ser revivido muchos años después , pero el
pasado es imposible revertirlo. Nunca volveremos a ser lo que ayer fuimos. Lo
que no hicimos a su debido tiempo es una oportunidad perdida y ya no es real regresar
a la emoción, el deseo y las circunstancias que experimentamos en determinado
momento con determinadas personas.
1
Y
mientras abajo las ruedas traqueteantes corrían hacia un porvenir todavía
invisible que reservaba a cada cual algo diferente, los pensamientos de los dos
flotaron en sueños regresando al pasado.
2
Había
amado a aquella mujer desde su primer encuentro, pero, a pesar de la
irresistible pasión que dominaba sus sentimientos, filtrándose en sus sueños, le
faltaba algo decisivo que conmoviera su ser: tomar conciencia de que, al margen
de excusas, lo que se empeñaba en ocultarse a sí mismo bajo el nombre de
admiración, respeto o afecto, hacía tiempo que se había convertido en puro
amor, un amor obsesivo, desatado, ardiente.
3
Pero
el amor sólo se confirma de verdad como tal cuando deja de revolverse
dolorosamente en el interior de uno, oscuro como un embrión, y es nombrado con
los labios y el aliento, cuando se atreve a confesar su existencia.
4
Aunque
el sentimiento se obstine en perseverar como crisálida, siempre llega el
momento en que el vago capullo eclosiona de repente y se precipita con el doble
de violencia desde la altura hasta lo más hondo del corazón sobresaltado.
5
Un
dolor violento, elemental, le hizo estremecerse, un golpe que le atravesó el
cuerpo entero desde la frente hasta el fundamento del corazón, un desgarrón que
lo iluminaba todo, como un relámpago sobre el cielo nocturno: ahora, bajo aquella
luz deslumbrante, era vano no reconocer que, en cada nervio, en cada fibra de
su interior florecía el amor por ella, su amada.
6
No
está en la esencia de la naturaleza humana vivir sólo de recuerdos, y así como
las plantas y cualquier ser necesitan la fuerza nutricia de la tierra y la luz
del cielo filtrada una y otra vez, para que sus colores no palidezcan y sus
cálices no se deshojen marchitos, también los sueños, que parecen no ser de
este mundo, necesitan alimentarse de sensaciones, el sostén de la ternura y de
lo palpable, de otro modo su sangre y su intensidad pierden brillo.
7
Todo
lo que decía era limpio, sin ninguna exageración, jactancia o sentimentalismo,
todo lo pasado parecía haberse disuelto sin dejar huellas en el afecto que
seguía manifestando por él, su pasión se había esclarecido iluminando una amistad
cristalina
8
De
su pasado, de aquel encendido ardor de
su juventud que había consumido sus noches y sus días haciéndole sufrir, ya
sólo quedaba un luminoso resplandor, la luz de una amistad serena, cordial, sin
exigencias ni riesgos.
9
Cuando
uno se hace mayor, busca su propia juventud y se alegra tontamente al revivir
pequeños recuerdos.
10
Uno
envejece, pero sigue siendo el mismo.
11
-Eso
son cosas antiguas, no las toquemos. ¿Dónde han quedado esos tiempos?
-Esos
tiempos han quedado dentro de nosotros .
12
Con
el cabello gris uno ya no puede pedir nada más, porque tampoco tiene nada que
dar.
13
Había
en todo aquello una especie de expectación, semejante a la de los novios, dulce
y sensual, y que, sin embargo, se mezclaba oscuramente con el miedo previo a la
consumación, con ese temor místico que surge cuando, de repente, algo
infinitamente anhelado se acerca físicamente al corazón, que lo recibe con
asombro.
14
Ni
ella ni él eran los mismos y, sin embargo, seguían buscándose afanosamente,
siempre en vano, huyendo y reteniéndose, esforzándose denodadamente, cuando
carecían de ser y de fuerzas para lograrlo, como los negros fantasmas que
tenían ante sus pies.
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