ORGULLO
Y PREJUICIO
I
En
“Orgullo y prejuicio” (1813) de Jane Austen (1775-1817 ) se refleja la sociedad inglesa del siglo
XIX, sus costumbres, gustos;
y en general, el orgullo y los prejuicios clasistas los cuales son
reiteradamente recordados a lo largo del texto.
Hay salones elegantes con bailes, música con piano,
conversaciones bajo las luces de velas y al calor de las chimeneas y carretas
tiradas por briosos caballos. En medio de la vida pueblerina, aparentemente
apacible, se tejen intrigas pasionales sometidas a las costumbres de la época como la ley , que nos
parece ahora injusta, de reglamentar la herencia de bienes, exclusivamente, por
la vía masculina, en detrimento de las mujeres. Este desamparo femenino, en
cierto modo, es uno de los motores de la trama de la novela.
II
La
frase con la cual se inicia la novela es un ícono de la literatura universal : “Es una verdad
mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna,
necesita una esposa”.
III
La
lectura de “Orgulloy prejuicio” me hizo recordar las radionovelas que escuchaba
mi madre todos los días mientras preparaba las comidas en su cocina: muchachas que quieren casarse ventajosamente, arreglos faliliares
para fortalecer lazos de alcurnia, desprecio por los de abajo, asuntos de honor
y de deshonor, etc.
IV
Cuando Elizabeth Bennet, la heroína, rechaza la
proposición matrimonial de su primo, el impresentable señor Collins, que podía salvarla de
la miseriaal al morir su padre,no puedo evitar relacionar ese episodio con
algunos semejantes de los que tuve noticias en mi infancia en Las Mercedes del
Llano. Aquellas heroinas de mi pueblo fueron duramente criticadas “por
anteponer el amor a un matrimonio concertado beneficioso”.
La misma Elizabeth tambien rechaza una propuesta
semejante, esta vez del muy rico señor Darcy,
porque si bien era un hombre de hermosos rasgos físicos, la joven lo veía como
un ser arrogante y cínico. Sin embargo, al saber que Darcy ha ayudado a su
familia en una cuestión económica, cambia de opinión y acepta su propuesta de
casamiento. Cabe suponer la dialéctica de los sentimientos cuando el odio se
transforma en amor y visceversa. También pudieramos evocar aquel refrán popular de que del agradecimiento al
amor no hay más que un paso.
V
Cuando Lydia, la hija menor de los Bennet, se escapa con
Wickham , inmediatamente familiares y amigos empiezan la busqueda de los
amantes fugitivos para tratar de reparar
la afrenta a través de su casamiento obligado. Lo mismo que se hacía en Las
Mercedes del Llano en esos casos.
FRASES Y PÁRRAFOS
1
EL ORGULLO
El
orgullo ––observó Mary, que se preciaba mucho de la solidez de sus
reflexiones––, es un defecto muy común. Por todo lo que he leído, estoy
convencida de que en realidad es muy frecuente que la naturaleza humana sea
especialmente propensa a él, hay muy pocos que no abriguen un sentimiento de
autosuficiencia por una u otra razón, ya sea real o imaginaria. La vanidad y el
orgullo son cosas distintas, aunque muchas veces se usen como sinónimos. El
orgullo está relacionado con la opinión que tenemos de nosotros mismos; la
vanidad, con lo que quisiéramos que los demás pensaran de nosotros.
2
Guárdate
el aire para enfriar la sopa.
3
No
hay nada como el baile. Lo considero como uno de los mejores refinamientos de
las sociedades más distinguidas.
4
AMOR
Y POESÍA
No
me gusta alabar a mis propias hijas (Dice la señora Bennet) , pero la verdad es
que no se encuentra a menudo a alguien tan guapa como Jane. Yo no puedo ser
imparcial, claro; pero es que lo dice todo el mundo. Cuando sólo tenía quince
años, había un caballero que vivía en casa de mi hermano Gardiner en la ciudad,
y que estaba tan enamorado de Jane que mi cuñada aseguraba que se declararía
antes de que nos fuéramos. Pero no lo hizo. Probablemente pensó que era
demasiado joven. Sin embargo, le escribió unos versos, y bien bonitos que eran.
––Y
así terminó su amor ––dijo Elizabeth con impaciencia––. Creo que ha habido
muchos que lo vencieron de la misma forma. Me pregunto quién sería el
primero en descubrir la eficacia de la poesía para acabar con el amor.
––Yo
siempre he considerado que la poesía es el alimento del amor ––dijo
Darcy.
––De
un gran amor, sólido y fuerte, puede. Todo nutre a lo que ya es fuerte de
por sí. Pero si es solo una inclinación ligera, sin ninguna base, un buen
soneto la acabaría matando de hambre.
5
LIBROS
Creo
que no hay nada tan divertido como leer. Cualquier otra cosa en seguida te
cansa, pero un libro, nunca.
Cuando
tenga––una casa propia seré desgraciadísima si no tengo una gran biblioteca.
6
Creo
que en todo individuo hay cierta tendencia a un determinado mal, a un defecto
innato, que ni siquiera la mejor educación puede vencer.
7
VANIDAD
Y ORGULLO
––Quizá
no sea posible para nadie, pero yo he pasado la vida esforzándome para evitar
estas debilidades que exponen al ridículo a cualquier persona inteligente.
––Como
la vanidad y el orgullo, por ejemplo.
––Sí,
en efecto, la vanidad es un defecto. Pero el orgullo, en caso de personas de
inteligencia superior, creo que es válido.
8
La
humildad del carácter se puede ver contrarrestada por una vanidad obtenida
gracias a la corta inteligencia.
9
Los
que no cambian nunca de opinión deben cerciorarse bien antes de juzgar.
10
FILOSOFÍA
COTIDIANA
El
respeto, la estima y la confianza se habían desvanecido para siempre; y todas las
perspectivas de dicha del señor Bennet dentro del hogar se habían venido abajo.
Pero él no era de esos hombres que buscan consuelo por los efectos de su propia
imprudencia en los placeres que a menudo confortan a los que han llegado a ser
desdichados por sus locuras y sus vicios. Amaba el campo y los libros y ellos
constituían la fuente de sus principales goces. A su mujer no le debía más que
la risa que su ignorancia y su locura le proporcionaban de vez en cuando. Ésa
no es la clase de felicidad que un hombre desearía deber a su esposa; pero a
falta de... El buen filósofo sólo saca beneficio de donde lo hay.
11
FILOSOFÍA
DE SHOPENHAUER
En
resumidas cuentas, (Elizabeth) ahora lo que ya otras veces había comprobado, que
un acontecimiento anhelado con impaciencia no podía, al realizarse, traerle
toda la satisfacción que era de esperar. Era preciso, por lo tanto,
abrir otro período para el comienzo de su felicidad, señalar otra meta para la
consecución de sus deseos y de sus esperanzas, que alegrándola con otro placer
anticipado, la consolase de lo presente y la preparase para otro desengaño.
Su viaje a los Lagos se convirtió en el objeto de sus pensamientos más dichosos
y constituyó su mejor refugio en las desagradables horas que el descontento de
su madre y de Catherine hacían inevitables. Y si hubiese podido incluir a Jane
en el plan, todo habría sido perfecto.
––«Es
una suerte ––pensaba–– tener algo que desear. Si todo fuese completo, algo
habría, sin falta, que me decepcionase. Pero ahora, llevándome esa fuente de
añoranza que será la ausencia de Jane, puedo pensar razonablemente que todas
mis expectativas de placer se verán colmadas. Un proyecto que en todas sus
partes promete dichas, nunca sale bien; y no te puedes librar de
algún contratiempo, si no tienes una pequeña contrariedad.»
Shopenhauer
decía: “Todos nuestros deseos
están impulsados por la voluntad. El cumplimiento del deseo no trae la
felicidad. Sólo proporciona el aburrimiento, el sufrimiento y el surgimiento de
otro deseo”.
12
¿Para qué vivimos si no es para entretener a nuestros
vecinos y reírnos nosotros de ellos a la vez?
13
FILOSOFÍA DEL PASADO
Ha de aprender mi filosofía. Del pasado no tiene usted
que recordar más que lo placentero.
––No puedo creer en esa filosofia suya. Sus recuerdos
deben de estar tan limpios de todo reproche que la satisfacción que le producen
no proviene de la filosofía, sino de algo mejor: de la tranquilidad de
conciencia. Pero conmigo es distinto: me salen al paso recuerdos penosos que no
pueden ni deben ser ahuyentados. He sido toda mi vida un egoísta en la
práctica, aunque no en los principios.
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