VERSOTERAPIA

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2007

LITERATURA Y MEDICINA

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LIBRO DEL DR. EDGARDO MALASPINA : LITERATURA Y MEDICINA

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martes, 14 de noviembre de 2023

[1.691] LOS HORNOS DE HITLER (64-2023)

 

LOS HORNOS DE HITLER.

 

Edgardo Rafael Malaspina


 Leí este libro por recomendación de mi hija  médico ,Natali

1

Los hornos de Hitler (1947) es uno de los testimonios más impactantes y dolorosos sobre las crueldades de las huestes hitlerianas contra los que consideraba razas inferiores y que finalizaron con la muerte de millones de personas.  La autora, la médico húngara Olga Lengyel (1908-2001) con prosa sencilla pero impregnada de realismo crudo narra los torturas y asesinatos a que fueron sometidos los prisioneros del ejército nazi en el campo de concentración de Auschwitz II-Birkenau.

2

Olga Lengyel fue sobreviviente del Holocausto , por lo tanto, fue testigo presencial de primera línea del inhumano comportamiento de hombres y mujeres fanatizados hasta la locura por la ideología nazi.

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La doctora Lengyel perdió a su seres más queridos durante la Segunda Guerra Mundial (padre , madre, dos hijos y su esposo); no obstante, sus reservas espirituales y mentales le dieron la suficiente fortaleza para enfrentar su tragedia con entereza estoica, y más tarde contarnos   los horrores a que pueden ser sometidos los humanos por sus semejantes , y aunque tuvo sus dudas filosóficas nunca aceptó la sentencia  de Thomas Hobbes de que “el hombre es un lobo para el hombre” ( homo homini lupus). El comportamiento digno de algunos prisioneros que no se doblegaron ante las atrocidades de los hitlerianos le inspira fe y esperanza en la humanidad.

4

La autora nos habla de vida insoportable en un campo de concentración nazi , los tormentos por lo que pasaban los prisioneros , la hambruna a que fueron sometidos, las enfermedades que padecían y los experimentos pseudocientíficos del doctor Mengele.

FRASES Y PÁRRAFOS

 

 

 

 

1

EUGENESIA

Con objeto de conservar una nación fuerte, Hitler usó un antiguo sistema griego. Los antiguos griegos lanzaban al precipicio desde la cima de la montaña Taigeto a todos aquellos niños que nacían inválidos o de apariencia física débil. El Führer aplicó una versión moderna de este método entre los adultos de los alemanes arios. El mayor decía que todos aquellos incapacitados para el trabajo, o inválidos, o que padecieran serias enfermedades como tuberculosis, cáncer, o los enfermos, mentales, eran declarados incurables y enviados al "Tratamiento de Recuperación" a diferentes hospitales. La oficina central de los médicos encargados de estos tratamientos estaba en un hospital situado en Brandeburgo, cerca de Berlín. Ya en el hospital, eran sometidos a la eutanasia, muerte producida inyectándoles veneno.

2

LOS ASESINADOS LANZADOS AL RÍO Y LOS PECES

Millares y millares de seres humanos, viejos y jóvenes, hombres, mujeres y niños, infantes en brazos de sus madres fueron alineados completamente desnudos y expuestos al frío invernal a lo largo de las orillas del río. Una orden con voz de trueno se oyó, y todos estos desventurados fueron ametrallados y sus cuerpos se desplomaron al río. Durante un largo periodo de tiempo, cuando las amas de casa compraban pescado en el mercado y lo abrían en sus casas para limpiarlo, encontraban en los estómagos de los peces partículas de cuerpos humanos, y algunas veces, miembros pequeños de niños.

3

PAN Y CIRCO

¡Las masas siempre dan la bienvenida al lobo disfrazado en la piel de borrego! ¡Qué poco conocían del significado "Circo y pan para la gente"!

4

LA AUTORA ES OBLIGADA A “VENDER” TODAS LAS PROPIEDADES FAMILIARES (CON UN DOCUMENTO FICTICIO) BAJO AMENAZA DE MUERTE DE SU ESPOSO.

Si antes había tenido la sensación de encontrarme envuelta en un remolino, ahora estaba segura que toda mi familia, junto conmigo se encontraba completamente perdida en éste. ¡Habíamos sido sentenciados! Tenía yo cinco minutos para tratar de salvar la vida de mi esposo. La Gestapo tenía el poder de la vida o de la muerte, y Osvath era su instrumento. Sin decir una sola palabra más tomé la pluma y firmé en aquellos sitios en que Osvath me indicó. Con este simple gesto, tiré por la borda todos nuestros ahorros, nuestro hospital, nuestra casa, en fin, todos nuestros bienes. Con un pequeño trazo de la pluma dejé a mi familia en la miseria. Nos habíamos convertido en mendigos, sin tener nada que pudiéramos llamar nuestro en el mundo. El trabajo de generaciones, producto del sudor de mis padres, de mi esposo y mío propio, se había esfumado en sólo unos segundos.

5

EL PADRINO DE LA AUTORA, ELFER ALADAR ,TAMBIÉN MÉDICO, ATROPELLADO POR LOS NAZIS

Era un hombre que no creía en las posesiones terrenales. Todo el dinero que tenía lo gastaba en libros, y en medicamentos para la gente pobre. Se pasaba la vida estudiando. Acostumbraba celebrar la noche del Año Nuevo rodeado de libros científicos y materialmente devoraba las páginas de los mismos. En ocasiones solía encerrarse en su biblioteca durante días enteros con el objeto de leer y aprender cosas nuevas. Cuando un sacerdote, profesor, rabino o una persona cualquiera de escasos recursos solicitaba su ayuda desde una lejana aldea adonde no se podía conseguir un médico, él viajaba a esos lugares, llevando consigo toda clase de medicinas, permaneciendo al lado de sus pacientes durante semanas enteras, hasta que éstos se encontraban recuperados. Haciéndolo sin cobrar nada por sus servicios médicos.

-Por primera vez en mi vida, tenía un verdadero hogar, y tenía que perderlo cuando más lo necesitaba. No soy sino un moribundo en busca de un techo donde morir.

6

EL DOCTOR OSVATH

El doctor Osvath era un buen médico, a quien mi esposo ayudó grandemente en su profesión. Tenía cuatro niños, su esposa esperaba al quinto, era definitivamente un respetable hombre de familia. Y estaba muy lejos de parecerse a la imagen de bajeza que el mayor nos había trazado de él.

NAZI Y COMUNISTA AL MISMO TIEMPO

—Estos frecuentes bombardeos no tienen importancia, los aliados nunca ganarán la guerra. Y si por un milagro los rusos vinieran, yo estoy cubierto. Estoy preparando pruebas y testigos que demostrarán que en mi juventud fui un ardiente comunista y que lo sigo siendo, subrepticiamente, claro está. Soy un hombre que puede nadar con o contra la corriente, y siempre permanezco en la superficie. ¡Qué verdad tan grande había dicho Osvath! Cuando los rusos liberaron Transilvania, fue nombrado profesor de la Universidad en Marosvasarhely.

7

UNA DESPEDIDA OBLIGADA

Dirigí una mirada de despedida al hospital, la realización de un largo sueño de mi esposo, de mis padres y mío. Un edificio construido a costa de muchos sacrificios con todo nuestro cariño. Di mi último adiós al mobiliario que en largas noches de desvelo yo misma diseñé. Ésta fue la última vez que estuve en nuestro hospital.

8

CONSULTAS MÉDICAS

Nos levantábamos a las cuatro de la madrugada. Las consultas empezaban a las cinco. Las enfermas, que a veces llegaban a mil quinientas al día, tenían que esperar a que les tocase su turno en filas de a cinco. Se le abrían a uno las carnes al ver aquellas columnas de mujeres dolientes, vestidas miserablemente, calándose de pie humildemente bajo la lluvia, la nieve o el rocío. Muchas veces ocurría que se les agotaban las últimas energías y se desplomaban a tierra sin sentido como un témpano más.

9

HERIDAS GANGRENADAS

Naturalmente, no podíamos atender a todos los pacientes, y muchos de ellos se agravaban por tenerlos abandonados, como ocurría, por ejemplo, cuando se trataba de heridas gangrenadas. Aquellas infecciones exhalaban un olor pútrido, y en ellas se multiplicaban rápidamente las larvas . Utilizábamos una enorme jeringa y las desinfectábamos con una solución de permanganato potásico. Pero teníamos que repetir la operación diez o doce veces, y se nos acababa el agua. La consecuencia era que otras pacientes tenían que esperar y seguir sufriendo.

10

LOS HORNOS O CREMATORIOS

De tres a cuatrocientos atendían cada crematorio. Su tarea consistía en empujar a los condenados al interior de la cámara de gas y, después de efectuado el asesinato en masa, debían abrir las puertas y sacar los cadáveres. Eran preferidos los médicos y dentistas para ciertas operaciones, los últimos, por ejemplo, para rescatar las dentaduras postizas de los cadáveres y aprovechar los metales preciosos de que estaban hechas. Además, los miembros del Sonderkommando tenían que cortar el pelo a las víctimas, lo cual suponía otra ganancia para la economía nacional socialista.

11

FOSA-CÁRCEL

Estaba Tadek aplacando su sed cuando lo divisó una patrulla alemana. Fue detenido. Al caer en la cuenta de que todo estaba perdido para él, evitó la dirección en que se había ido su hermano por temor de que los descubriesen. El hermano logró ponerse a salvo, pero Tadek fue devuelto al campo y encerrado en un calabozo en forma de fosa. Estas fosas eran celdas de castigo hundidas en la tierra. No tenían aire libre ni luz, y eran tan angostas que los prisioneros tenían que quedarse de pie toda la noche. Durante el día, eran sacados para destinarlos a las más repugnantes faenas, a base de reducción de raciones. En tres días, no comió más que seis onzas y media de pan; eso fue todo. Al cabo de tres o cuatro días, los hombres más vigorosos se entregaban. Tadek aguantó aquel trato muchas semanas. Cuando por fin lo sentenciaron a muerte, ya no quedaba nada de aquel ser humano a quien conociera yo en otros tiempos.

12

ENFERMEDADES

Aquel horrendo lugar brindaba, eso sí, un terreno abundante para observar la patología de la nutrición defectuosa. Los fenómenos más comunes eran los edemas, los flemones, los panadizos, esa variedad de diarrea persistente que los alemanes llamaban "Durchfall", la forunculosis, las manifestaciones extremas de avitaminosis y, finalmente, las pulmonías. También teníamos casos contagiosos de difteria, escarlatina y tifus, que era propagado por millones de piojos extendidos por todo el campo.

13

ZOOFILIA

No me olvidaré jamás de la angustia de una madre que me dijo que la obligaban a desnudar a su hija y observar cómo la violaban los perros a los que habían adiestrados para aquel deporte de manera especial los nazis

14

EL DOCTOR LENGYEL (ESPOSO DE LA AUTORA) ES ASESINADO POR CUMPLIR CON SU DEBER HIPOCRÁTICO.

A pesar de la orden explícita de los alemanes, mi marido se inclinó para ayudar a un internado francés que se había desmayado. Trató de dar al pobre hombre una inyección de alguna sustancia estimulante para que pudiese continuar andando. Pero un guardián de las S.S. disparó en el acto contra los dos, matándolos.

15

FILOSOFÍA NAZI:  EL PODER DA DERECHO.

En Birkenau, como en la sociedad alabada y enaltecida por los filósofos nazis, prevalecía la teoría de que "el poder crea el derecho". El poder por sí mismo imponía respeto. Los débiles y los viejos no osaban esperar misericordia.

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“'Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos” (Jorge Luis Borges).

En Birkenau se sentía una tentada de responder que el hombre era inalterablemente malo. Pero esto sería una confirmación de la filosofía nazi, la cual pretende que la humanidad es estúpida y perversa, y que necesita ser metida en rodera a base de palo. Acaso el crimen más horrendo que cometieron contra nosotros los "superhombres" sea la campaña que desencadenaron, muchas veces con éxito, para convertirnos en unas bestias tan monstruosas como ellos.

17

FE EN LA HUMANIDAD

Conocí a muchos internados que supieron ser fieles a su dignidad humana hasta el mismo fin. Los nazis lograron degradarlos físicamente, pero no fueron capaces de rebajarlos moralmente. Gracias a estos pocos, no he perdido totalmente mi fe en la humanidad. Si en la misma jungla de Birkenau no todos fueron necesariamente inhumanos con sus hermanos hombres, indudablemente hay todavía esperanzas. Esta esperanza es la que me hace vivir.

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