XXXI
MARINA
Ella
envejece con él
y
como la vez primera sigue jovial, lo ama
y el amor trasnacional que le profesa
se
expresa en el té, el café, el chocolate
y
en todos los ocasos y amaneceres
y en los ronquidos que atesora
ya
van por los ochenta
pero
el amor crece como la velocidad de la luz
nacieron
para estar juntos y felices.
¡Viva el amor llamado Marina...!
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