LA MADONNA SIXTINA Y LA MADONNA DE KOSOVO
Edgardo Malaspina
1
Cuando visité
Alemania por primera vez escribí esto:
De manera especial recuerdo la Galería de Dresde,
tal vez la inscripción a su entrada que habla de la llegada del Ejército Rojo:
“El museo ha sido revisado. No hay minas”;
y las explicaciones interesantes y claras del guía cuando mostraba las pinturas
han dejado en mi memoria impresiones nítidas.
La Madonna Sextina de Rafael es la perla del museo. Ella representa la grandeza, la felicidad y
el dolor de todas las madres. Observen
la elegancia, la suavidad de las líneas, la actitud sublime, la bondad en el
rostro de la virgen, la serenidad de sus pasos.
¿Y el niño?. Su seriedad
prematura es el reflejo de la conciencia de quien ya sabe que debe inmolarse
por todos nosotros…
2
El 9 de abril de 1999 el Time publicó un reportaje
con una fotografía de gente huyendo despavorida de los escenarios de la guerra
de Kosovo. Me llamó la atención un recuadro de la foto: una mujer de rostro
angustiado carga a un niño.
3
¿Es acaso esta mujer, la Madonna de Kosovo, la
representación de aquella, la Sixtina, pero en arte fotográfico del siglo XX?
Claro, esta
vez no hay grandeza ni felicidad, pero sí dolor inmenso de madre.
Del niño podemos decir lo mismo que dijimos cuando hablábamos
de la Sixtina: Su seriedad prematura es el reflejo de la conciencia
de quien ya sabe que debe inmolarse…
No hay comentarios:
Publicar un comentario