CUENTOS
DE LA ALHAMBRA
Edgardo
Rafael Malaspina Guerra
1
Cuentos
de la Alhambra (1832) , de Washington Irving, es uno de los libros de relatos más hermosos que he leído. Es un relato que combina las crónicas de viajes con
las leyendas populares que han
sobrevivido de boca en boca en Granada.
2
Cuentos
de la Alhambra es una obra propia del romanticismo: Los románticos añoraban
culturas lejanas y sus misterios. Se sentían atraídos por la noche, por el amanecer y por viejas
ruinas.
3
Los
viejos molinos moros, que con tanta frecuencia se encuentran en los apartados
cauces, son característicos en el paisaje español y evocan los azarosos días
del pasado.
4
Fue
una deliciosa jornada a lo largo del riachuelo
y por entre fragantes huertos y jardines con olores a primavera y trinos
armoniosos de ruiseñores.
5
Las
historias de tesoros escondidos por los
moros en España son cosa corriente entre las personas humildes: la Naturaleza,
bondadosa, consuela con las sombras de la fantasía la carencia de realidades.
6
El
palacio de un rey termina siendo el asilo de un mendigo.
7
Hay
dos clases de gente para quienes la vida
es una fiesta: los muy ricos y los muy pobres.
8
Al
hundirse el sol tras as púrpuras montañas, lanzaba un torrente resplandor sobre
el valle, que difundía una melancólica
pompa sobre las rojizas torres
de la Alhambra.
9
El
correr del agua en los canales
subterráneos es un triste y melancólico susurro, como de voces ahogadas y
rechinar de cadenas.
10
El
encanto peculiar de este viejo palacio
de fantasía radica en la facultad de despertar
vagos ensueños y evocar el pasado, revistiendo así las desnudas
realidades con las ilusiones de la memoria y la imaginación.
11
El
amor es el tormento de uno, la felicidad
de dos y la discordia y enemistad de tres.
12
Constituía
su biblioteca un pequeño estante con
media docena de libros, uno de los cuales, un viejo y desencuadernado librillo de máximas filosóficas, era su
lectura predilecta. Todos los días lo hojeaba y manoseaba, aplicando sus
reflexiones a su caso particular,
siempre que tuviera un pequeño tinte de amargura o tratasen de las injusticias
del mundo.
13
Hacía
una clara noche de luna; todas las montañas
aparecían bañadas con su grisácea
y plateada luz; la ciudad, con sus cúpulas
y campanarios, se mostraba envuelta en la sombra, y la vega aparecía
como una tierra de hadas, llena de arroyuelos encantados que brillaban
como cintas de plata entre las oscuras
arboledas.
14
La
luna temblaba en las aguas de la solitaria fuente que hay en el centro
del jardín y derramaba una suave
luz sobre los naranjos y limoneros.
15
Tal
es la Alhambra : una roca musulmana en
medio de la tierra cristiana, un elegante recuerdo de un pueblo valerosos,
inteligente y artista, que conquistó, gobernó, floreció y desapareció.
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