MIS UNIVERSIDADES DE MÁXIMO GORKI
(1923)
Edgardo
Rafael Malaspina Guerra
I
Alexei
quiere ingresar a la universidad en Kazán, pero no puede cumplir su sueño y se
dedicará a trabajar en diferentes lugares y a relacionarse con grupos políticos
prerrevolucionarios. Los libros serán su refugio espiritual. En un momento crítico
existencial intentará suicidarse.
II
Su
educación estará en la experiencia al contacto con la gente y en la lectura.
Una vez pidió prestado un libro de aforismos y se lo negaron. Ahorró y pudo
comprarlo. Durante un incendio lo primero que trató de salvar fueron sus
libros.
Frases
1
Los
pensamientos sobre la vida son más penosos que la vida misma.
2
La
gente busca el olvido y el consuelo, no el saber.
3
El
fuego no se combate con fuego. El mal no se combate con mal.
4
Imposible
entender la vida. Los que dicen: la ley de la vida es la lucha, son almas
ciegas destinadas a perecer.
5
El
pequeño terrateniente es peor que el grande. Una mosca no es un lobo, no se
puede matar con un arma, pero te molesta más que un lobo.
6
La
vida debe organizarse más sencillamente , entonces será más misericordiosa con
las personas.
7
A
las personas les gustan las historias interesantes solo porque les permiten
olvidar una vida difícil.
8
Si
te ahogas, entonces que en un lugar profundo.
9
En
cada persona hay algo infantil, y hay que recurrir a esa alma infantil para
apoyarla.
10
Trabajo
de buena gana, el cansancio me hace bien, extingue las angustias del alma,
frena las insistentes exigencias del instinto del sexo.
11
Recuerda
una cosa: no es Dios quien juzga a las personas sino el diablo.
12
Había
ya aprendido a soñar con aventuras extraordinarias y grandes hazañas. Aquello
me ayudaba grandemente en los días duros de la vida, y como tales días eran
muchos, me ejercitaba cada vez más en el arte de los ensueños. No esperaba
ayuda exterior ni confiaba en la suerte, pero en mí se iba desarrollando una
voluntad tesonera, y cuanto más difíciles eran las condiciones de vida, tanto
más fuerte e incluso más inteligente me sentía. A muy temprana edad comprendí
que al hombre lo forja su resistencia al medio que le rodea.
13
—¿Y
qué es eso de espiritual?
—Es
espiritual la persona que no envidia nada, que sólo siente curiosidad…
14
¡El
progreso ha sido inventado para el autoconsuelo! La vida es irracional,
absurda. Sin esclavitud no hay progreso. Sin sometimiento de la mayoría a la
minoría la humanidad se detiene en sus caminos. Deseando aliviar nuestra vida,
nuestro trabajo, no hacemos más que complicar la vida y aumentar el trabajo.
Fábricas y máquinas para hacer más y más máquinas, ¡es necio! Aumentan sin
cesar los obreros, cuando lo que se necesita es sólo el campesino, el productor
del pan. El pan es lo único que hay que tomar con trabajo de la naturaleza.
Cuanto menos necesite el hombre, más feliz será; a mayores deseos, menos
libertades.
15
Compréndelo;
cada uno necesita bien poco: un pedazo de pan y una mujer…
16
El
amor y el hambre gobiernan el mundo.
17
Del
mismo modo que Cristo era idealista y se amotinó para conseguir fines
ultraterrenos, así todos los intelectuales se amotinan en aras de utopías. Se
amotina el idealista, con él las nulidades, los miserables, los canallas, y
todo por rabia, pues ven que en la vida no hay sitio para ellos. El obrero se
subleva para hacer la revolución, necesita conseguir una distribución justa de
los instrumentos y productos del trabajo. Cuando tome el Poder definitivamente,
¿cree usted que va a estar de acuerdo con el Estado? ¡ Por nada del mundo!
Todos se separarán unos de otros y cada uno, por su cuenta y riesgo, se
procurará un rinconcito tranquilo…
18
A
medida que iba desentrañando los secretos del oficio, el maestro panadero
trabajaba menos; me «enseñaba”, diciendo con cariñoso asombro:
—Eres
capaz para el trabajo, dentro de un año o dos serás panadero. Tiene gracia.
Como eres joven, no te harán caso, no te respetarán…
Mi
pasión por la lectura no la aprobaba:
—En
vez de leer, deberías dormir —me aconsejaba solícito, pero nunca me preguntaba
qué libros leía.
19
Raramente
he encontrado en los libros pensamientos que no haya escuchado antes en la
vida.
20
La
cuestión de la importancia del amor y la misericordia en la vida del hombre
—compleja y terrible cuestión— había surgido ante mí pronto; al principio, en
forma de sentimiento impreciso, pero muy agudo, conturbó mi alma; luego, en
forma precisa, determinada en claras palabras:
“¿Qué
papel desempeña el amor?”
Cuanto
yo había leído estaba penetrado de las ideas de la cristiandad, del humanismo,
de los clamores sobre la compasión hacia las gentes; de esto hablaban con
elocuencia y fogosidad las mejores personas que yo conocía por aquel entonces.
Todo
lo que yo había observado de modo directo casi no tenía nada de común con la
compasión hacia las gentes. La vida se desarrollaba ante mí como una
interminable cadena de odios y crueldades, como una continua y abyecta lucha
por la conquista de cosas fútiles. Yo, personalmente, sólo necesitaba libros,
todo lo demás no tenía para mí importancia alguna.
21
Bastaba
con salir a la calle y estar sentado a la puerta una hora, para comprender que
todos aquellos cocheros, porteros, obreros, funcionarios, comerciantes, no
vivían como yo ni como la gente a quien yo más amaba; no querían lo mismo, no
iban en la misma dirección que nosotros. Aquellos a quienes yo apreciaba y
creía se encontraban en rara soledad, eran unos extraños, estaban de más entre
la mayoría, en el sucio e ingenioso trabajo de las hormigas que, con diligente
minuciosidad, construían el hormiguero de la vida; aquella vida me parecía
estúpida de parte a parte, mortalmente tediosa. Y con bastante frecuencia, veía
que la gente misericordiosa y henchida de amor lo era sólo de palabra, pues, de
hecho, sin que ella misma se diera cuenta, se iba sometiendo al régimen general
de vida.
22
Se
hizo el vacío a mi alrededor. Habían comenzado las algaradas estudiantiles,
cuyo sentido no comprendía y cuyos motivos no estaban claros para mí. Veía la
alegre agitación, sin presentir en ella tragedia alguna, y pensaba que, por la
dicha de estudiar en la universidad, se podían soportar incluso torturas. Si me
hubieran propuesto: “Ve a estudiar, pero, a cambio de esto, todos los domingos
te apalearemos en la Plaza Nikoláievskaia”, yo, seguramente, habría aceptado la
condición.
23
En
diciembre, decidí matarme. He intentado describir los motivos de esta decisión
en mi relato Un episodio de la vida de Makar, pero sin conseguirlo. El relato
me resultó desmañado, desagradable y carente de veracidad interna. Entre sus
méritos, cabe señalar —a mi parecer— precisamente la carencia absoluta de esta
veracidad. Los hechos son reales, pero su esclarecimiento parece hecho por otra
persona y diríase que el relato no se refiere a mí. Dejando aparte el valor
literario que pueda tener, hay en él algo que me agrada; el haber logrado
saltar, al parecer, por encima de mí mismo.
24
Usted
es una persona capaz. De una tenacidad innata, y al parecer está animado de
buenos deseos. Necesita usted estudiar, pero de manera que los libros no le
impidan ver la gente. Un sectario, un viejecito, dijo muy justamente: “Todo
saber proviene del hombre”. La gente hace más daño al enseñar, enseña con más
rudeza, pero su ciencia queda grabada más firmemente.
25
Allí,
en la casa de ustedes, los estudiantes charlan mucho acerca del amor al pueblo,
y yo les digo: al pueblo no se le puede amar. Eso del amor al pueblo son
palabras…
26
Amar
es aceptar, ser indulgente, no reparar en nada, perdonar. Con eso hay que ir a
la mujer. ¿Pero acaso es posible no reparar en la ignorancia del pueblo,
aceptar los desvaríos de su razón, ser indulgente ante todas sus canalladas,
perdonarle la ferocidad? ¿No, ¿verdad?
27
Cuesta
trabajo comprender qué es la libertad. Razonando sencillamente, la libertad es:
vivo como me da la gana. Pero por todas partes hay autoridades y no dejan vivir.
28
El
mujik es zarista, se da cuenta de que tener muchos señores es mala cosa, es
mejor tener uno solo.
29
El
viento, enfurecido, fustigaba los cristales de las ventanas con una copiosa
lluvia de primavera. Una neblina gris se expandía por la calle, y mi alma se
iba cubriendo también de la bruma grisácea del tedio. La voz serena decía
queda, pensativa:
—Incúlquele
al mujik que aprenda poco a poco a quitarle al zar el Poder de las manos;
dígale que el pueblo debe tener derecho a elegir sus jefes, sacándolos de su
propio medio: el comisario de policía rural, el gobernador, el zar…
30
—¡Esto
es un embrujo! —decía suspirando, y examinaba al trasluz las páginas del libro.
Había
en él una ingenuidad agradable y conmovedora, una cristalina transparencia, un
algo infantil; cada vez me recordaba más al buen mujik de los libros. Como casi
todos los pescadores, era poeta, amaba al Volga, las noches serenas, la
soledad, la vida contemplativa.
31
..
.No es posible describir cuán grato es navegar por el Volga una noche de otoño,
sentado en la popa de una barcaza, al lado del timón, que gobierna un monstruo
felpudo, de enorme cabezota; gobierna golpeando la cubierta con sus pesados
pies, y respira densa, profundamente.
32
¡No
se apresure a censurar! Censurar es lo más fácil, no se aficione a ello.
Examínelo todo con serenidad, recordando una cosa: que todo pasa y cambia para
mejorar. ¿Despacio? Pero con firmeza. Observe por todas partes, pálpelo todo,
sea usted audaz, pero no se apresure a censurar.
33
Recordé
aquellos días muchos años después, al leer un cuento de A. P. Chéjov,
asombrosamente verídico, acerca de un cochero que le hablaba a su caballo de la
muerte de su hijo. Y lamenté que en aquellos días de aguda pena no hubiera
habido junto a mí caballos, ni perros, y que no se me hubiera ocurrido
compartir mi dolor con las ratas, pues en la panadería había muchas y yo vivía
con ellas en buena amistad.
34
Entró
en la cocina y mandó a la cocinera que hirviese en el samovar agua para el té;
luego, empezó a mostrarme sus libros, de ciencia casi todos: obras de Buckle,
Lyell, Gartpol Lecky, Lubbock, Taylor, Mill, Spencer, Darwin; y entre los
rusos, de Písariev, Dobroliúbov, Chernyshesky, Pushkin, La fragata Palada de
Goncharov, Nekrasov.
Los
acarició pasándoles la ancha mano, como si fueran gatillos, y barbotó, casi con
ternura:
—¡Buenos
libros! Y éste es un rarísimo ejemplar, los demás los quemó la censura. Si
quiere saber lo que es el Estado, ¡lea esto!
Me
tendió el Leviatán de Hobbes.
—Este
otro trata también del Estado, ¡pero es más ameno y alegre!
El
libro alegre resultó ser El Príncipe, de Maquiavelo.
35
MIS
UNIVERSIDADES. PELÍCULA. 1939.
Алеша Пешков приезжает в Казань учиться. Университет для
него оказался несбыточной мечтой, пришлось искать работу, жить без пристанища.
Думы молодого Пешкова о жизни не менее тяжелы, чем сама жизнь. В минуту
отчаяния он решается на самоубийст.
Alyosha
Peshkov viene a Kazán a estudiar. La universidad resultó ser para él un sueño
irrealizable, tuvo que buscar trabajo, vivir sin techo. Los pensamientos del
joven Peshkov sobre la vida no son menos difíciles que la vida misma. En un momento de desesperación, decide suicidarse.
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