VERSOTERAPIA

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2007

LITERATURA Y MEDICINA

LITERATURA Y MEDICINA
LIBRO DEL DR. EDGARDO MALASPINA : LITERATURA Y MEDICINA

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jueves, 20 de octubre de 2022

[8] MIS UNIVERSIDADES

 

MIS UNIVERSIDADES DE MÁXIMO GORKI



(1923)

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

 

I

Alexei quiere ingresar a la universidad en Kazán, pero no puede cumplir su sueño y se dedicará a trabajar en diferentes lugares y a relacionarse con grupos políticos prerrevolucionarios. Los libros serán su refugio espiritual. En un momento crítico existencial intentará suicidarse.

II

Su educación estará en la experiencia al contacto con la gente y en la lectura. Una vez pidió prestado un libro de aforismos y se lo negaron. Ahorró y pudo comprarlo. Durante un incendio lo primero que trató de salvar fueron sus libros.

 

Frases

1

Los pensamientos sobre la vida son más penosos que la vida misma.

2

La gente busca el olvido y el consuelo, no el saber.

3

El fuego no se combate con fuego. El mal no se combate con mal.

4

Imposible entender la vida. Los que dicen: la ley de la vida es la lucha, son almas ciegas destinadas a perecer.

5

El pequeño terrateniente es peor que el grande. Una mosca no es un lobo, no se puede matar con un arma, pero te molesta más que un lobo.

6

La vida debe organizarse más sencillamente , entonces será más misericordiosa con las personas.

7

A las personas les gustan las historias interesantes solo porque les permiten olvidar una vida difícil.

8

Si te ahogas, entonces que en un lugar profundo.

9

En cada persona hay algo infantil, y hay que recurrir a esa alma infantil para apoyarla.

10

Trabajo de buena gana, el cansancio me hace bien, extingue las angustias del alma, frena las insistentes exigencias del instinto del sexo.

11

Recuerda una cosa: no es Dios quien juzga a las personas sino el diablo.

12

Había ya aprendido a soñar con aventuras extraordinarias y grandes hazañas. Aquello me ayudaba grandemente en los días duros de la vida, y como tales días eran muchos, me ejercitaba cada vez más en el arte de los ensueños. No esperaba ayuda exterior ni confiaba en la suerte, pero en mí se iba desarrollando una voluntad tesonera, y cuanto más difíciles eran las condiciones de vida, tanto más fuerte e incluso más inteligente me sentía. A muy temprana edad comprendí que al hombre lo forja su resistencia al medio que le rodea.

13

—¿Y qué es eso de espiritual?

—Es espiritual la persona que no envidia nada, que sólo siente curiosidad…

14

¡El progreso ha sido inventado para el autoconsuelo! La vida es irracional, absurda. Sin esclavitud no hay progreso. Sin sometimiento de la mayoría a la minoría la humanidad se detiene en sus caminos. Deseando aliviar nuestra vida, nuestro trabajo, no hacemos más que complicar la vida y aumentar el trabajo. Fábricas y máquinas para hacer más y más máquinas, ¡es necio! Aumentan sin cesar los obreros, cuando lo que se necesita es sólo el campesino, el productor del pan. El pan es lo único que hay que tomar con trabajo de la naturaleza. Cuanto menos necesite el hombre, más feliz será; a mayores deseos, menos libertades.

15

Compréndelo; cada uno necesita bien poco: un pedazo de pan y una mujer…

16

El amor y el hambre gobiernan el mundo.

17

Del mismo modo que Cristo era idealista y se amotinó para conseguir fines ultraterrenos, así todos los intelectuales se amotinan en aras de utopías. Se amotina el idealista, con él las nulidades, los miserables, los canallas, y todo por rabia, pues ven que en la vida no hay sitio para ellos. El obrero se subleva para hacer la revolución, necesita conseguir una distribución justa de los instrumentos y productos del trabajo. Cuando tome el Poder definitivamente, ¿cree usted que va a estar de acuerdo con el Estado? ¡ Por nada del mundo! Todos se separarán unos de otros y cada uno, por su cuenta y riesgo, se procurará un rinconcito tranquilo…

18

A medida que iba desentrañando los secretos del oficio, el maestro panadero trabajaba menos; me «enseñaba”, diciendo con cariñoso asombro:

—Eres capaz para el trabajo, dentro de un año o dos serás panadero. Tiene gracia. Como eres joven, no te harán caso, no te respetarán…

Mi pasión por la lectura no la aprobaba:

—En vez de leer, deberías dormir —me aconsejaba solícito, pero nunca me preguntaba qué libros leía.

19

Raramente he encontrado en los libros pensamientos que no haya escuchado antes en la vida.

20

La cuestión de la importancia del amor y la misericordia en la vida del hombre —compleja y terrible cuestión— había surgido ante mí pronto; al principio, en forma de sentimiento impreciso, pero muy agudo, conturbó mi alma; luego, en forma precisa, determinada en claras palabras:

“¿Qué papel desempeña el amor?”

Cuanto yo había leído estaba penetrado de las ideas de la cristiandad, del humanismo, de los clamores sobre la compasión hacia las gentes; de esto hablaban con elocuencia y fogosidad las mejores personas que yo conocía por aquel entonces.

Todo lo que yo había observado de modo directo casi no tenía nada de común con la compasión hacia las gentes. La vida se desarrollaba ante mí como una interminable cadena de odios y crueldades, como una continua y abyecta lucha por la conquista de cosas fútiles. Yo, personalmente, sólo necesitaba libros, todo lo demás no tenía para mí importancia alguna.

21

Bastaba con salir a la calle y estar sentado a la puerta una hora, para comprender que todos aquellos cocheros, porteros, obreros, funcionarios, comerciantes, no vivían como yo ni como la gente a quien yo más amaba; no querían lo mismo, no iban en la misma dirección que nosotros. Aquellos a quienes yo apreciaba y creía se encontraban en rara soledad, eran unos extraños, estaban de más entre la mayoría, en el sucio e ingenioso trabajo de las hormigas que, con diligente minuciosidad, construían el hormiguero de la vida; aquella vida me parecía estúpida de parte a parte, mortalmente tediosa. Y con bastante frecuencia, veía que la gente misericordiosa y henchida de amor lo era sólo de palabra, pues, de hecho, sin que ella misma se diera cuenta, se iba sometiendo al régimen general de vida.

22

Se hizo el vacío a mi alrededor. Habían comenzado las algaradas estudiantiles, cuyo sentido no comprendía y cuyos motivos no estaban claros para mí. Veía la alegre agitación, sin presentir en ella tragedia alguna, y pensaba que, por la dicha de estudiar en la universidad, se podían soportar incluso torturas. Si me hubieran propuesto: “Ve a estudiar, pero, a cambio de esto, todos los domingos te apalearemos en la Plaza Nikoláievskaia”, yo, seguramente, habría aceptado la condición.

23

En diciembre, decidí matarme. He intentado describir los motivos de esta decisión en mi relato Un episodio de la vida de Makar, pero sin conseguirlo. El relato me resultó desmañado, desagradable y carente de veracidad interna. Entre sus méritos, cabe señalar —a mi parecer— precisamente la carencia absoluta de esta veracidad. Los hechos son reales, pero su esclarecimiento parece hecho por otra persona y diríase que el relato no se refiere a mí. Dejando aparte el valor literario que pueda tener, hay en él algo que me agrada; el haber logrado saltar, al parecer, por encima de mí mismo.

24

Usted es una persona capaz. De una tenacidad innata, y al parecer está animado de buenos deseos. Necesita usted estudiar, pero de manera que los libros no le impidan ver la gente. Un sectario, un viejecito, dijo muy justamente: “Todo saber proviene del hombre”. La gente hace más daño al enseñar, enseña con más rudeza, pero su ciencia queda grabada más firmemente.

25

Allí, en la casa de ustedes, los estudiantes charlan mucho acerca del amor al pueblo, y yo les digo: al pueblo no se le puede amar. Eso del amor al pueblo son palabras…

26

Amar es aceptar, ser indulgente, no reparar en nada, perdonar. Con eso hay que ir a la mujer. ¿Pero acaso es posible no reparar en la ignorancia del pueblo, aceptar los desvaríos de su razón, ser indulgente ante todas sus canalladas, perdonarle la ferocidad? ¿No, ¿verdad?

27

Cuesta trabajo comprender qué es la libertad. Razonando sencillamente, la libertad es: vivo como me da la gana. Pero por todas partes hay autoridades y no dejan vivir.

28

El mujik es zarista, se da cuenta de que tener muchos señores es mala cosa, es mejor tener uno solo.

29

El viento, enfurecido, fustigaba los cristales de las ventanas con una copiosa lluvia de primavera. Una neblina gris se expandía por la calle, y mi alma se iba cubriendo también de la bruma grisácea del tedio. La voz serena decía queda, pensativa:

—Incúlquele al mujik que aprenda poco a poco a quitarle al zar el Poder de las manos; dígale que el pueblo debe tener derecho a elegir sus jefes, sacándolos de su propio medio: el comisario de policía rural, el gobernador, el zar…

30

—¡Esto es un embrujo! —decía suspirando, y examinaba al trasluz las páginas del libro.

Había en él una ingenuidad agradable y conmovedora, una cristalina transparencia, un algo infantil; cada vez me recordaba más al buen mujik de los libros. Como casi todos los pescadores, era poeta, amaba al Volga, las noches serenas, la soledad, la vida contemplativa.

31

.. .No es posible describir cuán grato es navegar por el Volga una noche de otoño, sentado en la popa de una barcaza, al lado del timón, que gobierna un monstruo felpudo, de enorme cabezota; gobierna golpeando la cubierta con sus pesados pies, y respira densa, profundamente.

32

¡No se apresure a censurar! Censurar es lo más fácil, no se aficione a ello. Examínelo todo con serenidad, recordando una cosa: que todo pasa y cambia para mejorar. ¿Despacio? Pero con firmeza. Observe por todas partes, pálpelo todo, sea usted audaz, pero no se apresure a censurar.

33

Recordé aquellos días muchos años después, al leer un cuento de A. P. Chéjov, asombrosamente verídico, acerca de un cochero que le hablaba a su caballo de la muerte de su hijo. Y lamenté que en aquellos días de aguda pena no hubiera habido junto a mí caballos, ni perros, y que no se me hubiera ocurrido compartir mi dolor con las ratas, pues en la panadería había muchas y yo vivía con ellas en buena amistad.

34

 

Entró en la cocina y mandó a la cocinera que hirviese en el samovar agua para el té; luego, empezó a mostrarme sus libros, de ciencia casi todos: obras de Buckle, Lyell, Gartpol Lecky, Lubbock, Taylor, Mill, Spencer, Darwin; y entre los rusos, de Písariev, Dobroliúbov, Chernyshesky, Pushkin, La fragata Palada de Goncharov, Nekrasov.

Los acarició pasándoles la ancha mano, como si fueran gatillos, y barbotó, casi con ternura:

—¡Buenos libros! Y éste es un rarísimo ejemplar, los demás los quemó la censura. Si quiere saber lo que es el Estado, ¡lea esto!

Me tendió el Leviatán de Hobbes.

—Este otro trata también del Estado, ¡pero es más ameno y alegre!

El libro alegre resultó ser El Príncipe, de Maquiavelo.

35

MIS UNIVERSIDADES. PELÍCULA. 1939.


 

Алеша Пешков приезжает в Казань учиться. Университет для него оказался несбыточной мечтой, пришлось искать работу, жить без пристанища. Думы молодого Пешкова о жизни не менее тяжелы, чем сама жизнь. В минуту отчаяния он решается на самоубийст.

Alyosha Peshkov viene a Kazán a estudiar. La universidad resultó ser para él un sueño irrealizable, tuvo que buscar trabajo, vivir sin techo. Los pensamientos del joven Peshkov sobre la vida no son menos difíciles que la vida misma. En un momento de desesperación, decide suicidarse.

 

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