[1] WERTHER O EL SUICIDIO COMO PRUEBA DE AMOR
Edgardo Rafael Malaspina Guerra
Argenis
Rodríguez decía que la venganza en el amor no correspondido era matar a la
mujer amada, pero con la pluma, a través de la escritura. Lo mismo hace Goethe:
el amor no correspondido de su juventud es vengado con el suicidio literario.
No es casualidad que Werther y Goethe nacieran el mismo día: el 28 de agosto.
1
Reina
en mi espíritu una alegría admirable, muy parecida a las dulces alboradas de la
primavera, de que gozo aquí con delicia.
2
Muchas
veces se ha dicho que la vida es un sueño, y no puedo desechar de mí esta idea.
Cuando considero los estrechos límites en que están encerradas las facultades
intelectuales del hombre; cuando veo que la meta de nuestros esfuerzos estriba
en satisfacer nuestras necesidades, que éstas sólo tienden a prolongar una existencia
efímera; que toda nuestra tranquilidad sobre ciertos puntos de nuestras
investigaciones no es otra cosa que una resignación meditabunda, y que nos
entretenemos en bosquejar deslumbradoras perspectivas y figuras abigarradas en
los muros que nos aprisionan.
3
Desgraciado,
¿no está loco? ¿No te engañas a ti mismo? ¿Adónde te conducirá esta pasión indómita
y sin objeto? No pienso más en ella; ya no cabe en mi imaginación otra figura
que la suya.
4
Nuestra
imaginación, propensa por su naturaleza a exaltarse, alimentada por las
fantásticas
imágenes
de la poesía, se forja una serie de seres, entre los cuales ocupamos el último
lugar,
y
todo nos parece más grande fuera de nosotros, y todas las personas, más
perfectas que la
nuestra.
5
Sólo
Dios sabe cuántas veces me he dormido con el deseo y la esperanza de no
despertar jamás. Y al día siguiente abro los ojos, vuelvo a ver la luz del sol
y siento de nuevo el peso de mi existencia.
6
Habría
menos amarguras si los hombres no se dedicasen con tanto ahínco a recordar
dolores antiguos, en vez de soportar con entereza los presentes.
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