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EL
CANTO DE LOS GALLOS
Los
gallos soñolientos no dejan de cantar
son
la lumbre de los pueblos tristes
que se llenan de vida con su canto,
y la luna discurre con la serenata del quiquiriquí.
El olor a café recién colado
es
el mejor embajador de los pueblos
que
tiñe junto al té la amalgama de pieles
de todos los continentes
en
amaneceres de distintos husos horarios
pero que en cada milímetro de esta
vasta e inconmensurable geografía
el
pincel de nuestro Creador
dibuja y canta Paz a los hombres de buena
voluntad.
La más grande de las riquezas
es
la solidaridad, el amor al prójimo
y
poder contar las estrellas
con un cantar de gallos y un sorbo de café...
(José
Meléndez)
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