SOBRE
ANA KARENINA
Elena
Raquel Palm Zerpa*
"
Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz
tiene un motivo especial para sentirse desgraciada". Con esta fastuosa
frase inicia esta asombrosa novela Lev Tolstói, dónde nos muestra que el
desamor puede ser el causante de la infelicidad, pero muchas veces, el amor
también puede ser causa de desdicha. Esto precisamente ocurre con su personaje
principal (aunque no se sabe si su protagonista), Ana Karenina: el desamor
hacia su marido Karenin fue la razón de su desgracia, pero más adelante su gran
amor hacia otro hombre fue el causante de su dolor, de su guerra emocional.
¿Cómo
es posible esto? ¿Merecía Ana este sufrimiento como muchas personas piensan?
Puesto
que la razón de su infierno fue el amor, quizá podamos dar respuesta a esta
pregunta de forma subjetiva: Ana logró sentir una clase de amor que pocas
personas logran experimentar en su vida, un amor que lo entrega todo y es capaz
de sacrificar su propia sangre; pero
este colosal amor se unió con su sentido de pertenencia y apego patológico y
resultó ser lapidario para Ana. ¿Esto convierte a Ana en una mala mujer? Quizá no, así como a Karenin no lo convirtió
en mal hombre no poder ser amado por su mujer: a pesar de todo, logró ir más allá de su
frustración y ser un ejemplo de caballerosidad y buen cristiano.
Caso
contrario sucedió con Levin, otro importante personaje, que, aunque fue amado
por su mujer, esto no lo libró de atormentarse buscando incesantemente el
propósito de la vida y llegar a pensar en repetidas oportunidades en el
suicidio. Esto reafirma mi opinión que todos los seres humanos en algún momento
llegamos a considerar la idea del suicidio. Albert Camus dice: "Solo hay
un problema filosófico realmente serio, y es el suicidio". Esto demuestra
que todas las personas pensantes pasan por esto, tal y como le sucedía al
personaje de Levin.
Al
terminar de leer esta novela, me pregunté si Ana era más feliz o gozaba de
mayor paz en los tiempos en que vivía con su marido, o cuando estaba con su
amado Vronsky. Y llegué a la conclusión de que Ana Karenina perdió su paz
interior en el momento en que se enamoró, pero indudablemente le dio más
sentido a su vida cuando comenzó este tormento emocional.
*Médico
y bibliófila.
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