JOSÉ GREGORIO
HERNÁNDEZ
(Aspectos
curiosos)
Edgardo Rafael
Malaspina Guerra
1
Empezando a ejercer
su profesión de médico en los pueblos de la cordillera andina, José Gregorio
Hernández se muestra galante con las mujeres y manifiesta su gusto por el baile. Sobre una de esas ciudades escribió: “Sus
mujeres son muy simpáticas y agradables; bailan muy bien, si me guío por la
única con que he bailado una noche en mi casa, con piano; me aseguran que hay
otra que baila mejor que ella. Yo me hecho muy amigo de esa afamada pareja y me
ha prometido bailar conmigo la segunda pieza en la próxima oportunidad”.
En
otra parte dice: “Tres horas después llegué a Valera donde me disponía a
comprar unos dulces para mitigar la sensación poderosa de hambre que se me desarrolla
cuando monto a caballo; inmediatamente me vi rodeado por todos los amigos del
lugar que en un abrir y cerrar de ojos me desmontaron y participaron que por
ser Noche Buena debía quedarme a bailar con ellos. Todas mis excusas fueron
inútiles, y estuve bailando hasta las cuatro de la mañana cuando me permitieron seguir mi camino”.
2
José Gregorio Hernández era un hombre de
mediana estatura, más bien baja. Medía un metro con 60 centímetros. Era delgado; cuando ingresó en la orden de
3
Esos cambios
bruscos en la personalidad de José Gregorio Hernández fueron criticados por la
sociedad caraqueña. Algunos
biógrafos explican que probablemente todo se debió a una recomendación del
Maestro de Novicios de la Cartuja “como penitencia para que se burlaran de él”,
4
Es importante resaltar el momento que lo destaca como
patriota. En 1902 los ingleses y los alemanes atacan La Guaira y Puerto Cabello
para cobrarle una deuda al país. Cipriano Castro hace un llamado para defender
la patria. Entonces José Gregorio Hernández se presenta de primero para ir al
frente como simple soldado.
5
Estando vivo Hernández ya su fotografía era colocada en casas y farmacias. Actualmente, esta veneración es un fenómeno generalizado. Moisés Feldman dice: “Los pacientes, quienes sufren las consecuencias de la crisis, viene al hospital a buscar la ciencia y en su pobreza complementan sus limitaciones en la relación médico-paciente con una estampa de José Gregorio Hernández”.
6
Nunca usó maletín a pesar de algunas litografías que lo representan
portándolo. Tomaba el pulso, medía la fiebre. No usaba estetoscopio, auscultaba
directamente a través de un pañuelo. No se sentaba y escribía el récipe de pie.
7
Su popularidad era tanta
que la compañía telefónica, recién instalada en Caracas, le otorgó el teléfono número uno para que realizara su trabajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario