VERSOTERAPIA

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2007

LITERATURA Y MEDICINA

LITERATURA Y MEDICINA
LIBRO DEL DR. EDGARDO MALASPINA : LITERATURA Y MEDICINA

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domingo, 17 de mayo de 2020

LA FILOSOFÍA DEL DOCTOR HOUSE.


LA FILOSOFÍA DE HOUSE


Edgardo Rafael Malaspina Guerra.
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La serie televisiva del Dr. House está diseñada bajo los parámetros de muchas corrientes filosóficas, según se desprende del libro escrito por William Irwin y Henry Jacoby, y cuyo nombre lleva este artículo. Y no es casualidad, porque el médico es, entre todos los profesionales, el más cercano a la Filosofía. Hipócrates así lo entendió cuando afirmaba que “…No hay una gran diferencia entre la Medicina y la Filosofía”. Aristóteles también confirmó está relación: “…El filósofo debería comenzar por estudiar Medicina, y el médico debería terminar por estudiar Filosofía…”. El médico es testigo de primera línea del sufrimiento y la muerte, los verdaderos motores de la Filosofía. Letamendi lo constata: “Quien no se conmueve ante el dolor humano no tiene entrañas. Quien no filosofa ante un cadáver no tiene entendimiento”.
House como Sócrates y Sherlok Holmes le intrigan los enigmas y trata de resolverlos eludiendo el principio de la navaja de Occam : la explicación más sencilla es por lo general la más correcta. House es socrático porque lleva “una vida de examen”; y es también aristotélico al tratar de encontrar en todo una razón. House es ateo (“si Dios existe, debe darme una evidencia”): “lo que me resulta difícil de creer es el concepto general de creencia: la fe no se basa ni en la lógica ni en la experiencia”, “por lo general los argumentos racionales no surten efecto en la gente religiosa, de lo contrario, no habría nadie religioso”, dice, y remata que los religiosos al cruzar una calle confían más en mirar a ambos lados antes de ponerse en manos de Dios. House tampoco cree en una vida después de la muerte (“No hay más allá, sólo hay esto”) y las visiones que tienen los que han experimentado una muerte clínica (Experiencias cercanas a la muerte) las explica por la falta de oxígeno, las endorfinas y la serotonina. Como los nihilistas House piensa que la vida no tiene sentido y “lo único que cuenta es lo que hacemos aquí”. House es seguidor de Bertrand Russel porque cultiva la Filosofía no por las respuestas definitivas que demos a las preguntas, imposibles de corroborar, sino por las preguntas en sí mismas, las cuales enriquecen la imaginación intelectual y minan la seguridad dogmática que obnubilan la mente.
House es existencialista como Jean-Paul Sartre y considera las relaciones sociales un verdadero infierno. Sus colegas y los pacientes son útiles para sus indagaciones diagnósticas; sin embargo, con frecuencia le irritan mucho y por eso suele maltratarlos. Los otros son una enfermedad y una necesidad. Pero los demás con sus actuaciones antagónicas modelan nuestra personalidad y determinan nuestro potencial como individuos.


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Algunos dicen que House está inspirado en el poeta francés Cyrano de Bergerac (1619-1655) por su carácter pugnaz e irrespetuoso hacia todo tipo de instituciones de la sociedad. No obstante, es claro que con la primera letra del apellido de House se le quiso asociar con el detective Holmes (Sherlok), el personaje de Conan Doyle, inspirado a su vez en Joseph Bell, un médico que hacía certeros análisis diagnósticos con sólo ver al paciente .
Las escenas de la serie se desarrollan según una técnica de filmación denominada “walk-and-talk”(caminar y hablar) para indicar dinamismo y premura en el tiempo. Esa manera de conversar es copiada, según creo, de la Escuela Peripatética (itinerante) de Aristóteles, quien enseñaba a sus discípulos mientras paseaba en un jardín. House es un provocador como Nietzsche y trata siempre de enfrentar las normas y reglas como el superhombre del filósofo alemán. House es distinto a todos los demás médicos del hospital: tiene una cojera, que en realidad más que un defecto físico es un encanto; no tiene sus modales ni se viste con bata blanca. Es un asceta que profesa la abnegación. No busca el éxito material. Sus pantalones son sencillos y viaja en motocicleta. House sufre una enfermedad que le provoca dolor en una pierna. Es un padecimiento psicosomático que lo hace mejor, lo sublima, según los preceptos freudianos. El filósofo alemán Georg Simmel decía que la elevación esencial de nuestro ser se logra por medio del dolor físico o espiritual; y por eso el médico y escritor ruso Antón Chejov afirmaba que no había necesidad de combatirlo porque su desaparición podría ser el fin de la religión y la filosofía. El dolor de House y su forma de resolver problemas difíciles conllevan a nuestra empatía, similar a la que sentimos por Edipo y Prometeo.
En el proceso diagnóstico House actúa según el principio del ensayo y el error y en contra de las enseñanzas de las facultades de Medicina. Todos nos equivocamos.El error existe y si lo cometes “ve a casa, bebe algunos tragos, duerme y levántate mañana; haz todo de nuevo pero hazlo mejor. Si necesitas absolución ve con un sacerdote u ofrece limosna a los pobres. Cualquier ritual que te consuele”. Y es cierto, porque seguir actuando como un buen médico es mejor que soportar una determinada dosis de culpa por diagnósticos errados.
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El método diagnóstico de House es de la abducción o de “razonar hacia atrás” recurriendo a conjeturas. House, a veces, puede concluir con ese tipo de razonamientos, que alguien es infiel, por ejemplo. Su equipo de médicos lo acompaña para en cada caso plantear, discutir y rechazar las posibles hipótesis sobre un pizarrón hasta llegar a una solución. Primero clasifica los síntomas para explicar la enfermedad. Aparecen varios posibles diagnósticos, los cuales se reducen a unos pocos al discutirlos uno a uno. Se hacen pruebas de laboratorio y el campo de probabilidades se limita para dar paso a la respuesta correcta.
House recurre al principio de la “razón suficiente”; es decir, hay siempre una explicación racional para cada suceso, aunque no la sepamos. Las enfermedades y la muerte tienen una causa, una razón; y las curaciones también. House rechaza el principio de la “navaja de Occam”(la explicación más sencilla es siempre la mejor), porque “sostener que una cigüeña es responsable de que aparezca un bebe es más sencillo que citar el complejo proceso de reproducción biológica, pero eso no significa que la hipótesis de la cigüeña sea mejor”. La verdad puede estar muy enmascarada; y para eso existe la ciencia médica: para descubrirla aunque esté muy oculta: “lo raro funciona para mí. Lo extraño es bueno. Lo común tiene cientos de explicaciones. Lo raro difícilmente tiene una”.
House es prepotente y cree tener constantemente la razón. Cuando le reclaman esta actitud, responde que le es difícil trabajar suponiendo lo contrario. El lema de “todos mienten” significa que la gente no sabe hablar de manera apropiada en determinada situación: “Los pacientes y los médicos a menudo se hacen un idea con antelación cuando en realidad no saben lo que está pasando y el resultado es que en verdad no saben lo que es importante”.
El comportamiento de House parece estar guiado por la práctica zen, corriente del budismo que propone prestar atención a los temas sencillos de cada día. Así estaremos mejor preparados para enfrentar los problemas difíciles.
House busca la forma más correcta de actuar, bajo el lema del proverbio zen que recomienda meditar y consagrarse totalmente cada día, como si el fuego ardiera en nuestros cabellos.
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Uno de los métodos diagnósticos de House es la interpretación de los sueños, a la manera de Freud, y más precisamente de August Kekulé, el químico alemán, descubridor del anillo de benceno después de haber soñado con una culebra que se mordía la cola. House toma un caso, y mientras se dedica a realizar otras cosas piensa en el mismo. Le da vueltas en su cabeza y en un sueño puede encontrar la solución del problema y llegar a precisar la enfermedad que padece su paciente. La neurociencia acepta plenamente esta posibilidad por cuanto nuestras neuronas no descansan mientras dormimos, fenómeno que se encaja en el concepto de la plasticidad cerebral.
Como Sócrates, House insulta, ridiculiza e ironiza para llegar a la verdad. No se debe creer nada sin antes analizar detalladamente todas las evidencias. Cuando decimos que nuestra teoría es la mejor, nos estamos poniendo una venda en los ojos. Al reconocer nuestra ignorancia en un tema y aceptar que no todo lo entendemos, estamos transitando por el camino hacia el razonamiento correcto. House le grita a un estudiante: “Eres un inútil. Pero al menos lo sabes”. “¿Sabes lo que es peor que un inútil? Inútil e ignorante. No necesitamos aprender cómo es el mundo, sino cómo pensar a pesar de que nunca sepamos cómo es el mundo.
House es inmodesto y cuando le reclaman su falta de humildad, afirma que “la humildad es una cualidad importante, especialmente cuando te equivocas mucho”. Le espetan que se equivoca mucho, a lo responde :”Por supuesto, cuando se tiene razón, dudar de sí mismo no ayuda a nadie,¿verdad?.
House valora las críticas a su actuación médica, porque los desacuerdos indican que hay capacidad para desarrollar el pensamiento y poder discutir las teorías. Las contradicciones son el fundamento para llegar a un conocimiento exacto y razonado de las cosas. Para House, un médico que no exprese un sano escepticismo en relación con el estado actual de la medicina no sería más que un médico de cajero automático, recetando medicamentos según algunos lineamientos establecidos previamente. Las confrontaciones intelectuales duelen tanto como las físicas “porque ser agradable está sobrevalorado”.
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House a veces peca de inmodestia como algunos grandes filósofos convencidos de su infabilidad . Yo soy quien te va a salvar la vida, le grita a un paciente. Cuando acierta en un diagnóstico vocifera: nunca debo dudar de mí mismo. En este sentido, House carece de la humildad, proclamada por el taoísmo, doctrina con la cual algunos lo identifican. La autopromoción no da brillo, dicen los taoístas. No obstante, el tao es el camino, y House trata de fraguarse su lugar apropiado en el universo; es decir, busca su sendero (tao) de manera espontánea, sin rebuscamientos.
Kant hablaba sobre nuestras actuaciones, las cuales deben ceñirse a ciertos criterios como si dependieran de una ley universal de la naturaleza. Una acción moralmente correcta es aquella que todos aceptan y por lo tanto siguen. Sin embargo, cuando necesita ayudar a uno de sus pacientes, House rompe con el imperativo kantiano y miente para salvarlo. Un aforismo del tao justifica su comportamiento: los sabios no sienten debilidad por la moralidad institucionalizada. Esta última expresión explica también la relación de House con sus subordinados, a quienes considera insignificantes y sin importancia.
House es pesimista en el sentido filosófico del término: conoce demasiado la realidad con todas sus aristas; y esta realidad es dura, tan dura y difícil que no hay espacio para la relajación optimista: piensa mal y acertaras. Conoce el infierno y lo evitarás, parafraseando a Maquiavelo.
El principio hipocrático que guía las actuaciones los médicos es “primum non nocere”, es decir: primero no dañar, recomendar un tratamiento con mayores beneficios y con menos efectos secundarios y daños colaterales. Pero House es audaz y toma decisiones peligrosas: “Tomo riesgos y a veces los pacientes mueren .Pero no tomar riesgos hace que mueran más pacientes, así que supongo que mi mayor problema es que he sido dotado con la capacidad matemática de hacer bien las cuentas”.
Ese es el House frío y calculador en busca de rescatar la salud de sus pacientes. Él está dispuesto a hacerles daño y paradójicamente obtiene los mejores resultados. House rompe con todas las reglas y principios bioéticos, bajo los cuales nos manejamos los médicos
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Los pacientes de House no obtienen lo que quieren, pero si lo que necesitan. A pesar de la ética médica, House a veces actúa en contra de la voluntad de los pacientes, pero termina sus tratamientos de manera exitosa recurriendo al paternalismo, doctrina rechazada en la práctica hospitalaria porque es el enfermo quien debe decidir su propio destino por inaceptable que sea para el equipo médico. House es el médico como debería ser en un mundo de fantasía, porque cada caso es resuelto felizmente. Él afirma: “si el fin no justifica los medios, entonces ¿qué lo hace?”.
Pero en la vida real la precisión diagnóstica es mucho más difícil y llena de muchas complicaciones con resultados lamentables, no pocas veces, sobre todo cuando se trata de enfermedades crónicas e incurables. En efecto, hay enfermos con patologías dolorosas y terminales que no quisieran seguir tratando sus males porque afectan su calidad de vida. Preferirían la eutanasia o esperar un desenlace fatal sin la intervención de los médicos.
Resulta interesante lo que piensa House sobre la eutanasia. Él se opone a ese método porque valora mucho la vida; y ningún dolor puede ser motivo para que un paciente la termine con sus propias manos. Esta posición de House es entendible porque él mismo sufre de fuertes dolores que lo obligan a consumir narcóticos; pero jamás piensa en el suicidio.
Pero House sigue el imperativo hipocrático de restablecer la salud y salvar vidas por encima de cualquier otro objetivo.
House es un utilitarista porque espera un resultado favorable en la resolución de un problema médico para concluir que su acción fue moralmente correcta. Ese utilitarismo hace que House audazmente aplique tratamientos de alto riesgo jugándose siempre a Rosalinda. Kant aconsejaba no mentir bajo ninguna circunstancia, incluso si la vida corre peligro. House, por el contrario, cree que mentir es a veces bueno cuando se trata de salvar vidas.
House, tal vez, no siempre hace las cosas de tal manera que sea una persona moralmente correcta. Es un virtuoso con defectos. Sus acciones son humanas, y por lo tanto no exentas de errores. Como dijo el poeta de Verdades Amargas: “Existe la virtud/ yo no lo niego/ pero siempre en conjunto defectuoso/ hay rasgos de virtud en el malvado/ y rasgos de maldad en el virtuoso”.
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El Dr. House es admirado porque es un personaje de ficción, pero probablemente en la vida real nadie soportaría sus excentricidades. Los excéntricos son modelos que representan la exclusión de la regla para hacer de nuestra vida algo más interesante. Sin ellos los días serían muy aburridos. En la Historia tenemos muchos ejemplos: Diógenes, el cínico, quiso vivir lo más natural posible y de manera muy ética: sin diferenciar la vida privada de la pública. Nos fascina leer sobre sus anécdotas : vivir en una tinaja, actuar sin ninguna vergüenza, despreciar las cosas materiales, buscar a un hombre honesto con un candil en pleno día, rechazar la ayuda del propio Alejandro Magno, etc. Kropotkin, el anarquista ruso, cuando le ofrecieron un ministerio después del triunfo de los bolcheviques en 1917, rechazó la propuesta con el siguiente argumento: “Limpiar zapatos es más digno que ser ministro”. Entre nosotros, el escritor Argenis Rodríguez narra en sus memorias, con desparpajo y sin ningún tipo de vergüenza, sus actuaciones claramente no convencionales ante la sociedad. Una vez me dijo que orinar debería ser un acto muy natural por ser una necesidad fisiológica, y de inmediato lo hizo en plena calle. House, como Diógenes y otros excéntricos, subestima a los demás y no diferencia lo privado de lo público. Por eso toma su vicodina delante de todo el mundo, porque no le importa lo que los otros piensen. Los que respetan la moralidad convencional son educados pero no honestos, según House.
Los excéntricos , según el filósofo John Suart Mill, son necesarios por las ideas que aportan a la sociedad, por muy extravagantes que parezcan. Ellos son experimentos de la vida. Miller dice: “Aquel que permite que el mundo o su propia porción de él elija por él su plan de vida, no necesita de ninguna otra facultad que la que la da la imitación de los monos. Aquel que elige su plan por sí mismo, emplea todas sus facultades…”. Los excéntricos actúan por nosotros, y por eso nos identificamos con ellos.
House tiene su propio plan, es original y no imita como los monos. House no respeta las jerarquías, actúa a veces ilegalmente y en contra de la ética médica; sin embargo, creemos que es un hombre noble que mediante sus acciones irreverentes persigue lo mejor para sus pacientes. Es un genio que se expresa libremente con sus pensamientos y práctica. House se preocupa más por la verdad que por tener razón.Es maniático y egocéntrico; y si tuviera virtud moral o fuese mejor persona no sería un mejor médico.












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