EL
INMORTAL (1947)
Edgardo
Rafael Malaspina Guerra
Según
don Miguel de Unamuno el problema fundamental de la filosofía es la
inmortalidad. Es un tema individual y colectivo centrado en una pregunta ¿Qué hay
después de la muerte? El cerebro nos dice que no hay más nada, pero el corazón
quisiera lo contrario (Miguel de Unamuno en El sentimiento trágico de la vida,
1913).
En
el Inmortal (1947) , primer cuento de Jorge Luis Borges en el libro Aleph
(1949), las ideas sobre lo ultraterreno son abordadas desde diferentes perspectivas:
la cotidiana, la religiosa y la filosófica. Borges dice que los que ignoran la muerte son inmortales:
así viven los animales y también la mayoría de las personas. El Maestro hilvana
su relato a través de un fluido discurso preciosista rico en citas bibliográficas históricas e imaginarias.
FRASES:
1
Dilatar
la vida de los hombres es dilatar su agonía y multiplicar el número de sus muertes.
2
Ser
inmortal es baladí; menos el hombre, todas las criaturas lo son, pues ignoran
la muerte; lo divino, lo terrible, lo incomprensible, es saberse inmortal.
3
No
hay placer más complejo que el pensamiento y a él nos entregábamos. A veces, un
estímulo extraordinario nos restituía al mundo físico. Por ejemplo, aquella
mañana, el viejo goce elemental de la lluvia. Esos lapsos eran rarísimos; todos
los Inmortales eran capaces de perfecta quietud; recuerdo alguno a quien jamás
he visto de pie: un pájaro anidaba en su pecho.
4
La
muerte (o su alusión) hace preciosos y patéticos a los hombres.
5
Yo
he sido Homero; en breve, seré Nadie, como Ulises; en breve, seré todos: estaré
muerto.
6
Cuando
se acerca el fin, escribió Cartaphilus, ya no quedan
imágenes del recuerdo; sólo quedan palabras. Palabras, palabras desplazadas y mutiladas, palabras de
otros, fue la pobre limosna que le dejaron las horas y los siglos.
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