EL PERRO MORTALMENTE ATROPELLADO
Edgardo Rafael Malaspina Guerra
1
Mi esposa, mi hija menor y yo viajamos a Maracay. Yo
manejo. Cuando llegamos a la Encrucijada de Cagua un perro trata de cruzar la
calle. El automóvil que está delante del mío acelera. Hay mala intención. El
chofer de adelante quiere atropellar al perro callejero y lo logra. El can
queda frente a las ruedas de mi carro arrastrándose a duras penas hacia la
acera. Sus patas traseras están
destrozadas .Yo me detengo para que el pobre animal atropellado alcance la
orilla. Los carros de atrás arman una algarabía y pitan para que yo no me
detenga; pero a mí no me importan sus
bocinas. El perro llega a su objetivo y se queda postrado. Sus aullidos
lastimeros son la prueba de que un inmenso dolor lo agobia.
2
Nosotros callamos. No nos miramos; pero sentimos
sobre nuestras sienes esa presión característica que preludian las lágrimas.
3
Schopenhauer, uno de mis filósofos preferidos,
escribió: “La compasión hacia los
animales está tan estrechamente ligada a la bondad de carácter que se puede
afirmar con seguridad que quien es cruel con los animales no puede ser una
buena persona”.
4
Una vez le escuché a alguien decir que Dios está en
el corazón de la persona, y eso no le permite, por ejemplo, pegarle a un perro…
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