BORGES
SOBRE HOMERO
Edgardo Rafael Malaspina Guerra
Jorge
Luis Borges habló en varias de sus conferencias sobre la Ilíada y la Odisea; y
uno de sus cuentos, “El Inmortal”, se refiere explícitamente a Homero: “Supongamos
que hubo muchos poetas con el nombre de Homero. Pero la tradición es unánime en
que Homero era ciego, cuya poesía es visual y también auditiva, musical”.
I
Un
manuscrito es encontrado en un
ejemplar de la Ilíada de Alexander Pope. Así se inicia este relato. El tribuno
romano Marco Flaminio Rufo busca un río, cuyas aguas garantizan la
inmortalidad. Los trogloditas que viven cerca del río son inmortales. Argos
(como el perro de Ulises ) es un troglodita que más tarde se revelará como
Homero. La inmortalidad le quita sentido a la vida. La inmortalidad de Homero
no es física, es intangible.
II
Según
don Miguel de Unamuno el problema fundamental de la filosofía es la
inmortalidad. Es un tema individual y colectivo centrado en una pregunta ¿Qué
hay después de la muerte? El cerebro nos dice que no hay más nada, pero el corazón
quisiera lo contrario (Miguel de Unamuno en El sentimiento trágico de la vida,
1913).
En
el Inmortal (1947) , primer cuento de Jorge Luis Borges en el libro Aleph
(1949), las ideas sobre lo ultraterreno son abordadas desde diferentes
perspectivas: la cotidiana, la religiosa y la filosófica. Borges dice que los que ignoran la muerte son
inmortales: así viven los animales y también la mayoría de las personas. El Maestro
hilvana su relato a través de un fluido discurso preciosista rico en citas bibliográficas históricas e
imaginarias.
III
FRASES:
1
Dilatar
la vida de los hombres es dilatar su agonía y multiplicar el número de sus muertes.
2
Ser
inmortal es baladí; menos el hombre, todas las criaturas lo son, pues ignoran
la muerte; lo divino, lo terrible, lo incomprensible, es saberse inmortal.
3
No
hay placer más complejo que el pensamiento y a él nos entregábamos. A veces, un
estímulo extraordinario nos restituía al mundo físico. Por ejemplo, aquella
mañana, el viejo goce elemental de la lluvia. Esos lapsos eran rarísimos; todos
los Inmortales eran capaces de perfecta quietud; recuerdo alguno a quien jamás
he visto de pie: un pájaro anidaba en su pecho.
4
La
muerte (o su alusión) hace preciosos y patéticos a los hombres.
5
Yo
he sido Homero; en breve, seré Nadie, como Ulises; en breve, seré todos: estaré
muerto.
6
Cuando
se acerca el fin, escribió Cartaphilus, ya no quedan
imágenes del recuerdo; sólo quedan palabras. Palabras, palabras desplazadas y mutiladas, palabras de
otros, fue la pobre limosna que le dejaron las horas y los siglos.
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