NIETZSCHE :HOMERO Y LA FILOLOGÍA CLÁSICA
( 1869).
LA
CUESTIÓN HOMÉRICA.
Edgardo Rafael Malaspina Guerra
Nietzsche
en su conferencia inaugural en la Universidad de Basilea (1869) aborda la denominada
“Cuestión homérica”: ¿Quién escribió en realidad La Ilíada y La Odisea? ¿Un
poeta genial o esas grandes obras son producto de la poesía popular transmitida
de generación en generación y luego revisada y aumentada por los copistas cuando
la tradición oral de la literatura dio paso al método escritural?
1
Se
ha sabido advertir en las formas aparentemente firmes de la vida de pueblos
antiguos ideas poéticas condensadas; se ha reconocido por primera vez la
maravillosa capacidad del alma de los pueblos para personalizar estados de
costumbres y de creencias.
2
En
general, se advierte que los filólogos han convivido casi todo un siglo con
poetas, pensadores y artistas. De aquí que aquel terreno rocoso y pedregoso,
que antes se designaba como antigüedad clásica, es hoy un exuberante campo de
cultivo.]
3
La
ciencia tiene de común con las artes que una y otras ven los hechos cotidianos
de una manera completamente nueva y atractiva, como traídas a la existencia por
arte de encantamiento, como vistas por primera vez. La vida es digna de ser
vivida, dice el arte; la vida es digna de ser estudiada, dice la ciencia.
4
“…Fue
el punto de vista de los gramáticos. Estos concebían la Ilíada o la Odisea como
creaciones de un Homero: declaraban como posible psicológicamente que obras de
tan diferente carácter en su conjunto hubieran brotado de un genio en oposición
a los horizontes que las atribuían a individuos aislados y contingentes. Para
explicar la diferente impresión total de las dos epopeyas por medio de la
hipótesis de un poeta se acudía a la edad y se comparaba al autor de la Odisea
con el sol que se pone. Por lo que respecta a la diversidad de las expresiones
lingüísticas y conceptuales, el ojo de aquellos críticos demostraba inagotable
agudeza y vigilancia; pero al mismo tiempo se había inventado una historia de
la poesía homérica y de su tradición, según la cual estas diversidades no
debían atribuirse a Homero, sino a sus redactores y cantores. Se creyó que las
poesías de Homero se transmitieron durante mucho tiempo oralmente y que, en
consecuencia, estuvieron expuestas a la ignorancia de los improvisadores y a la
falta de memoria de los cantores”.
5
“En
una determinada fecha, en tiempo de Pisístrato, habrían sido coleccionados en
un libro los fragmentos que vivían en boca de la gente; pero los redactores estuvieron
autorizados para introducir correcciones. Esta hipótesis es la más importante
que ha mostrado la antigüedad en el terreno de los estudios literarios; en
particular, el reconocimiento de una difusión oral de la poesía de Homero”.
6
Lo
individual es siempre más fuertemente sentido y acentuado: la posibilidad
psicológica de un Homero se hace cada vez más necesaria.
7
Y si de Aristóteles volvemos hacia
atrás, se cuenta la incapacidad de concebir una personalidad; constantemente se
van amontonando poesías bajo el nombre de Homero, y cada época manifiesta su
grado de crítica precisamente en la determinación de lo que se debe considerar
propiamente de Homero. En este lento retroceder se siente involuntariamente que
más allá de Heródoto hay un período en el que se identificó con el nombre de
Homero una multitud de grandes epopeyas.
8
El
concepto de poesía popular parece ser como un puente echado sobre este abismo:
una fuerza más poderosa y primitiva que la de cualquier individuo creador
habría obrado aquí; el pueblo más venturoso en su más feliz período, en la
suprema actividad de la fantasía y de la fuerza poética creadora, habría
engendrado aquellos imponderables poemas. En esta su generalización, la idea de
una poesía popular tiene algo de embriagadora; sentimos el desencadenamiento de
una facultad natural amplia y poderosa, de gusto artístico, y experimentamos
ante este fenómeno la misma sensación que ante una catarata.
9
“Homero, como autor de la Ilíada y la
Odisea, es un juicio estético”… Nosotros creemos en un
gran poeta autor de la Ilíada y la Odisea; sin embargo, no creemos que este
poeta sea Homero”.
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