VERSOTERAPIA

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2007

LITERATURA Y MEDICINA

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LIBRO DEL DR. EDGARDO MALASPINA : LITERATURA Y MEDICINA

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miércoles, 22 de junio de 2022

ÍTACA

 

ÍTACA

Edgardo Rafael Malaspina Guerra


1

Ítaca en el mar Jónico ocupa un lugar muy importante en la obra homérica. En el Catálogo de las naves de la Ilíada sobre los componentes del ejército griego en la Guerra de Troya se le menciona así:

“Ulises acaudillaba a los cefalenios de ánimo altivo. Los de Ítaca y su frondoso Nérito; los que cultivaban los campos de Crocilea y de la escarpada Egílipe; los que habitaban en Zacinto; los que vivían en Samos y sus alrededores; los que estaban en el continente y los que ocupaban la orilla opuesta: todos ellos obedecían a Ulises, igual a Zeus en prudencia. Doce naves de rojas proas lo seguían”.

2

Son casi las ocho de la noche cuando llegamos a Olimpia. El Arty Grand Hotel , construido sobre la colina de la antigua ciudad está rodeado de olivos.  En el cafetín conversamos con unas hermanas canarias. No pierden una vacación sin visitar un país distinto. Citan a un viajero turco, cuyo nombre no recuerdan:  “Viajar es algo que te llena de vida. Si no lo haces no puedes resolver tus problemas, no puedes hablar…Si no sales no puedes ser exitoso en la vida”.

3

Dicen gustar mucho de la arepa venezolana; y explican que el carácter peculiar canario proviene de una mezcla de tres continentes: “Tenemos la cabeza en España, el corazón en América y el cuerpo en África”. Mientras conversamos probamos la metaxa : el licor nacional griego con sabor a brandy y vino.

Natalia y yo nos sentamos en el balcón, amplio y fresco, con muchos olivos al frente y cantos de grillos. Seguimos probando la metaxa , pero ahora me parece su sabor igual al aguardiente macerado con píritu que consumíamos en Las Mercedes del Llano en tiempos del liceo.

 En la mañana por la ventana penetra un aire frio y se escuchan cantos de gallos. Toques de campanas provienen de muy lejos.

Visitamos los templos de Zeus y Hera, los restos de los talleres de Fidias y Praxíteles. En el Estadio es costumbre correr y posar donde se encendía y aún se enciende el fuego olímpico como un ritual para rendir tributo a la grandeza cultural deportiva de la Antigüedad.

4

 En el Museo de Olimpia llama la atención de todos los visitantes el Hermes con Dionisio. En la mitología Zeus se enamoró de Sémela, joven muy hermosa, hija de Cadmo rey de Tebas. Quedó embarazada, pero Hera, esposa de Zeus estaba furiosa de los celos y prendió fuego al palacio de Sémela, quien murió carbonizada. Zeus rescató el feto (Dionisio) y se lo implantó en su muslo .Llegado el día de nacimiento, Zeus rompió los puntos y saco a Dionisio, a quien Hermes ayudó luego a escapar de la ira de Hera.

5

El mito de Dionisio pudiera ser una reminiscencia del embarazo ectópico y un remoto antecedente del embarazo masculino. Con razón decía Engels que cualquier idea nueva no era más que una idea muy vieja y olvidada que una vez estuvo en la mente de los antiguos griegos.

Nos detenemos ante una curiosidad que al principio pensé se relacionaba con la medicina o con los estudios de anatomía, pero en realidad son   huesos de animales usados con instrumentos de trabajo en escultura.

6

Partimos hacia Patras. El paisaje cinético son ahora de casas con pórticos y estatuas;  el mar Jónico ;   Ítaca,  la patria de Odiseo; Lepanto, donde Cervantes perdió la movilidad de su brazo izquierdo en batalla que el propio   Manco ilustre calificó de memorable;  el largo puente de Rion-Antirion, y el Monte Parnaso, morada de Apolo, las Musas y los poetas.

7

En la Odisea :

—¡Padre Zeus! ¡Felices dioses inmortales! Ojalá ningún rey vuelva a gobernar a los itacenses con clemencia y justicia, pues ninguno de ellos se acuerda del divino Odiseo, que reinaba en la isla con amor paternal.

8

Ulises llega a Ítaca:

Yo quisiera saber si estoy realmente en Ítaca, como me dijo un hombre que encontré en el camino. Hace tiempo, en mi tierra, recibí a un huésped tan discreto como ninguno que haya recibido antes. Decía ser de Ítaca, y que el nombre de su padre era Laertes. Lo albergué en mi palacio y le entregué regalos de hospitalidad: siete talentos de oro, una jarra de plata, doce mantos sencillos, doce túnicas; y, además, le entregué cuatro mujeres, diestras en toda clase de tareas.

Así dijo, y Laertes respondió con los ojos llorosos:

—¡Forastero! En efecto, estás en Ítaca. Pero ahora la rigen unos hombres malvados e insolentes, y te serán en vano esos regalos que le hiciste a aquel huésped.

(Edgardo R Malaspina G. Medicrónicas, 2015)

 

 

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