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2007

LITERATURA Y MEDICINA

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LIBRO DEL DR. EDGARDO MALASPINA : LITERATURA Y MEDICINA

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domingo, 12 de junio de 2022

ALEGORÍAS DE HOMERO

 


ALEGORÍAS DE HOMERO (Siglo I)

Edgardo Rafael Malaspina Guerra 

 

1

Heráclito defiende al gran poeta de la Ilíada y la Odisea de sus detractores en su libro “Alegorías de Homero” (Siglo I).

Heráclito (Gramático griego. No confundir con el filósofo. “El oscuro”)defiende a Homero de sus detractores , y afirma que en los libros del poeta ciego hay muchas alegorías , y por lo tanto hay que interpretarlos alegóricamente. Mucho vieron en la Ilíada y la Odisea una ofensa a los dioses. El otro Heráclito dijo, por ejemplo: “Homero es digno de ser expulsado de las competiciones y azotado”.

Heráclito muestra con muchos párrafos de la Ilíada y la Odisea que Homero trata de dar un mensaje a través de muchas alegoría.

“Se acusa despiadadamente a Homero por su falta de respeto para con la divinidad1: todos sus relatos resultarían impíos, a menos de interpretarlos como alegorías”.

Los dioses y sus poderes no son más que las fuerzas de la naturaleza, los elementos en plena acción. Los hombres de aquella época homérica interpretaban el efecto benévolo o destructor de las manifestaciones de la naturaleza como un acto que les favorecía o les perjudicaba por voluntad divina.

SOBRE LA ILÍADA

2

Por lo cual, creo que es claro y evidente para todos, que ningún relato inmoral puebla ni contamina los versos de Homero; al contrario: ambas obras, la Ilíada primero y la Odisea después, dejan escuchar unánimemente una voz que habla de piedad, una voz limpia de cualquier impureza

3

Los dioses son las fuerzas de la naturaleza.

“Por lo tanto, la exégesis física nos permite identificar elementos: Apolo es el sol , Zeus el éter , Poseidón el mar , etc.; o, incluso, mitos cosmogónicos: la fabricación del escudo de Aquiles, la historia de Proteo e Idotea , la concordia y la discordia (Ares y Afrodita) (cap. 69), etc., en donde Heráclito refleja ideas de orden estoico. La eclosión de la primavera es, para nuestro autor, la consecuencia de los amores de Zeus y de Hera en el monte Ida . (Esteban Calderón).

4

Se llama alegoría a una figura que consiste [2] en hablar de una cosa, pero que en realidad se refiere a otra distinta de la que menciona.

5

Se han dado una serie de explicaciones, según las cuales espero haber dejado claro que Apolo se identifica con el sol. Pero, ¿qué es lo que trataba de demostrar? Que, en las epidemias de peste, el sol es la causa principal de las muertes. Pues, cuando el verano suave, benigno, que el astro rey nos concede, deja sentir, por medio de sus rayos, un calor moderado, tibio, una luz de salvación sonríe a los hombres. En cambio, cuando el verano es seco y abrasador, arranca de la tierra emanaciones insalubres, y los cuerpos agotados, que se resienten por el cambio inusual operado en la atmósfera circundante, se consumen bajo el azote de la peste.

6

Es Aquiles quien pone fin a la epidemia. Fue Quirón su maestro, el más justo de los Centauros, el cual destacaba en todo tipo de saber, pero especialmente sobresalía en la ciencia médica, porque dicen que había conocido a Asclepio. Pero, en la curación de la enfermedad, a la intervención de Aquiles agrega Homero el concurso de la diosa Hera, alegoría que designa a una fuerza de la Naturaleza.

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Atenea no es sino la inteligencia misma.

8

Y, a propósito de esto, que nadie diga: «¿Por qué llama Zeus al éter, por qué denomina Hades al aire, restando así claridad, con estos nombres simbólicos, a sus especulaciones filosóficas?» No es nada extraño que, siendo un poeta, utilice alegorías, puesto que los filósofos usan especialmente de esta figura.

9

En cuanto a Iris, la mensajera y enviada de Zeus, simboliza el lenguaje «que habla», de la misma manera que [3] Hermes es el lenguaje «que interpreta». Los dos son emisarios de los dioses, y sus nombres no designan sino la facultad de expresar el pensamiento por medio de la palabra.

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Afrodita, en cambio, arroja a Helena en los libertinos brazos de Alejandro de manera indigna. Quienes así piensan, ignoran que Homero designa con este vocablo el desvarío de los arrebatos amorosos, el cual actúa de intermediario y esclavo de los deseos de la juventud.

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En cuanto a Hebe, quien, al principio, sirve a los comensales en los banquetes, ¿qué podría representar sino la juventud que se da permanentemente en la alegría? Pues en el cielo no existe vejez alguna; la naturaleza divina no participa de esta enfermedad, la peor de la vida. El requisito imprescindible, por decirlo así, para toda alegría verdadera, es que todos los que están reunidos para participar del goce, se hallen en la plenitud de la vida.

12

Diomedes, que tenía por aliada a Atenea, es decir, la [ sabiduría, hiere a Afrodita, la sinrazón, que no es, ¡por Zeus!, ninguna divinidad, sino tan sólo la irracionalidad de los combatientes bárbaros.

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Ares no es otra cosa que la guerra; su nombre proviene de arḗ, que significa «daño»

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Sobre los trabajos de Heracles que son posteriores a la tradición homérica, ¿para qué extendernos más allá de lo razonable? El jabalí que capturó representa la intemperancia que anida entre los mortales, y el león, la tendencia que nos lleva in instintivamente hacia lo que no está permitido. En el mismo orden de cosas, Heracles pasa por haber encadenado al soberbio toro, pero el verdadero significado de esta hazaña es el haber sometido los impulsos irracionales del corazón. El héroe expulsó de su vida la cobardía, es decir, la cierva de Cerinia.

15

En realidad, bajo el nombre de Dioniso, es al vino a quien llama enloquecido, ya que los que beben más de lo debido desvarían.

16

Yo, por mi parte, creo que el muro griego, que levantaron oportunamente para su propia seguridad, no fue derribado por Poseidón, que era aliado suyo; sino que, al producirse una lluvia copiosísima, y desbordarse los ríos del monte Ida, ocurrió que el muro se derrumbó; por lo cual, consideraron este suceso como obra de Poseidón, el que tiene a su cargo el elemento líquido.

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Consideran, también, como un episodio completamente ridículo, y que provoca la risa, el sueño inoportuno de Zeus en el Ida, y ese lecho extendido en plena montaña, como para las bestias; lecho en el cual Zeus se hizo esclavo de los dos requerimientos más irracionales, el amor y el sueño. Yo, personalmente, pienso que todo esto es una alegoría acerca de la estación de la primavera199, en la cual brotan de la tierra todas las plantas y verduras tiernas, cuando ya los hielos del invierno se van derritiendo pausadamente.

18

Si alguien quiere, adentrándose en los misterios homéricos, iniciarse en los arcanos de su sabiduría, descubrirá cuán lleno está de filosofía lo que parecía tan sólo impiedad del poeta.

SOBRE LA ODISEA

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¿No es suficiente el hecho de que, a lo largo de toda la Ilíada, aparezca el canto incesante de la sabiduría homérica, expresando, mediante alegorías, los asuntos referentes a los dioses?

20

Los cabellos blancos y la vejez, puertos sagrados de los años postreros, son para los hombres un anclaje seguro, y, cuanto más se debilita la fuerza del cuerpo, tanto más se fortalece la inteligencia.

21

Y luego, las metamorfosis de este Proteo de las mil caras, adoptando todas las figuras que quiere: más bien parece tratarse de una serie de leyendas poéticas y fantásticas, a no ser que algún hierofante de alma inspirada venga a explicarnos estos misterios celestes que se encuentran en Homero.

22

Calipso llama Hermes a la elocuencia persuasiva de las hábiles palabras de Odiseo, quien, aunque trabajosamente, logra, sin embargo, embaucar a la ninfa enamorada, para ser enviado de nuevo a Ítaca. Por esta razón, [ Hermes llega del Olimpo adoptando la forma de un pájaro. Pues las palabras, según Homero, son «aladas», y,  entre los hombres, nada hay más rápido que la palabra.

23

Si alguien quiere examinar de cerca el viaje errante de Odiseo, encontrará que se trata por completo de una alegoría. Al presentar Homero, en efecto, al héroe como un instrumento de todas las virtudes, se sirve de éste para enseñar filosóficamente la sabiduría, puesto que Odiseo odia los vicios, que hacen estragos en la vida de los hombres.

24

Considero que Eolo simboliza por antonomasia el año, sujeto al período de doce meses del tiempo. Se llama Eolo, es decir, el abigarrado, porque las partes que lo integran tienen una naturaleza de distinta duración y forma en cada estación, y los diferentes cambios que se operan en él cada vez lo hacen variopinto.

Homero le llama hijo de Hípotes. ¿Hay algo, en efecto, más rápido que el tiempo, algo tan vivo, en su eterno discurrir, en su eterno fluir, con esa rapidez que es

medida de todos los siglos?

 Sus hijos son los doce meses:

Seis hijas, y seis hijos en la flor de la vida

25

El brebaje de Circe es la copa del placer; los libertinos que lo beben, a cambio del efímero placer de saciarse, viven una vida más miserable que la de los cerdos. Por ello, los compañeros de Odiseo, que eran un grupo de necios, se dejan vencer por l glotonería, pero la inteligencia del héroe queda victoriosa de esta molicie que flota en torno a Circe.

26

A Hermes se le sacrifica la lengua, el único órgano del cuerpo que tiene relación con el lenguaje; Hermes es también a quien se le ofrecen las últimas libaciones al ir a dormir, porque el sueño supone el fin del quehacer de toda palabra.

27

Todas las épocas han considerado divina la sabiduría de Homero y, con el paso del tiempo, sus encantos se tornan más jóvenes; no hay nadie que no abra la boca, a propósito de él, si no es para decir algo elogioso. Todos somos por igual sacerdotes y celadores de sus divinos poemas.

 

 

 

 

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